CAPÍTULO 49
DANIELA
Me despierto, estirando mi cuerpo, y me encuentro con su mirada. Nos sonreímos y besamos nuestros labios.
—Buenos días.
—Buenos días, mi chiquita.
Acaricia mi rostro.
—Andas cruda, ¿verdad?
Niego. —No.
Iker se carcajea.
—No debiste tomar tanto, y menos mezclar.
Rodeo los ojos.
—Ay, ya no me regañes, mejor —lo beso—. Hay que divertirnos —lo vuelvo a besar, esta vez con pasión.
Me coloco encima de él. Mis labios comienzan a recorrer su cuello, robando un gruñido de su voz, mientras acaricia mi cabello. Me deslizo formando un camino de besos por su pecho hasta llegar a su miembro ya erecto, donde acaricio el glande con la lengua. Él gime, y nuestras miradas se encuentran con lujuria; nos entregamos una sonrisa traviesa.
Suelta un fuerte gemido cuando succiono con fuerza. Lo masturbo despacio, repitiendo la acción un par de veces. Está muy endurecido; le mordisqueo suavemente, gime sin control, paso mi lengua por su cabecita y luego me la saco de la boca para acariciarl