CAPÍTULO 75
DANIELA
Ha pasado una semana desde que tuve a mi princesa.
La casa se ha llenado de flores, regalos y visitas. Mi familia y la de Iker han venido a conocerla, todos con una sonrisa enorme y los brazos abiertos. No hay un solo día en que no nos llamen para saber cómo estamos.
Johana estuvo aquí ayudándome desde que salimos del hospital. Ayer se fue, y aunque la voy a extrañar, también me emociona empezar esta nueva etapa solo con Iker y nuestra hija.
Me siento feliz. Cansada, sí… pero feliz. A veces el cansancio me gana y me sorprendo llorando sin razón, con ese nudo en la garganta que llega de repente. Pero basta con mirarla, con ver sus ojitos curiosos, para que todo se borre. Es tan pequeñita, tan frágil… y al mismo tiempo tan fuerte. Me da miedo no saber hacerlo bien, pero también me llena de esperanza ver cómo me busca, como si supiera que soy su mamá y que siempre voy a cuidarla.
Iker ha estado increíble. Se levanta en la madrugada, cambia pañales, me prepara café, me