Capítulo 77: Madre amenazante.
El sonido de la alarma del monitor se mezcló con los gritos. Una enfermera entró, pero Alexander ya estaba en el pasillo, medio desnudo bajo la bata del hospital. Caminaba tambaleante, arrastrando el suero colgando de un brazo.
Las luces del pasillo le resultaban insoportables. Cada rostro que veía le parecía una sombra traidora. Cada mirada, una mentira. Todos sabían algo. Lo sentía.
Cuando llegó frente a la habitación 314, el corazón casi le explotaba. Dos hombres de seguridad estaban apostados frente a la puerta.
—No puede pasar, señor Dereveux —dijo uno.
Alexander los miró fijamente, el labio temblándole de furia contenida.
—Muévanse.
—Son órdenes de sus padres, señor.
El rostro de Alexander se deformó.
—¿Mis padres? —rió sin humor—. Mis padres ordenaron que la atropellaran también, ¿no?
Los hombres se miraron, incómodos. Esa grieta de duda le bastó.
—¿Dónde está Héctor? ¿Martín? ¿Dónde está Julián? —preguntó—. ¡¿Dónde están mi gente de confianza?!
Con un empujón, atravesó la puer