Al día siguiente
Randall despertó con el primer rayo de sol filtrándose por las cortinas.
Sus ojos, aún pesados por el sueño, se posaron en la mujer que yacía a su lado.
Bianca dormía plácidamente, con el cabello esparcido sobre la almohada y su piel desnuda iluminada por la suave luz matutina.
Su respiración era tranquila, y su expresión reflejaba una dulzura que contrastaba con la tormenta de emociones que él sentía en su interior.
Por un instante, su mente viajó al pasado. Recordó todas las veces que la rechazó, los muros que levantó entre ellos con la intención de mantenerla alejada.
Ella era más joven, inocente… y él, demasiado roto para permitir que alguien así se acercara.
Siempre le pareció peligroso encariñarse con ella, más aún cuando Terrance Eastwood estaba de por medio. Su competencia, su enemigo.
Durante años lo odió con cada fibra de su ser, creyendo que le había robado a Deborah, la mujer que alguna vez creyó querer.
Pero ahora, mirándola, entendía que había estado cieg