—¡Aléjate, Francisco! —La voz de Mila tembló, pero su mirada se mantuvo firme—. Lo sé todo, sé que intentaste matar a Arly… Por eso ella te dejó.
Francisco negó, con vehemencia, su rostro desencajado por la desesperación.
—¡Es mentira! —gritó con un tono suplicante—. Es una cortina de humo que ella inventó para irse con Ryan, para ocultar que está embarazada… ¡Me engañaron, Mila! Nunca debí dejarte, ¡el traicionado soy yo!
Mila sintió que el suelo se tambaleaba bajo sus pies. ¿Arly embarazada? No lo sabía… Pero recordó el video. Recordó su voz, el tono frío y calculador con el que había hablado sobre deshacerse de ella. Sus entrañas se revolvieron.
—¡Vi el video, Francisco! —espetó con amargura—. Escuché tu voz, sé lo que planeabas.
Francisco dio un paso al frente, con los ojos empañados por las lágrimas.
—¡No, escúchame, mi amor! No es cierto… —Su voz se quebró—. Ella está manipulando a todos. Ese video… solo era una maldita broma. ¡Tienes que creerme! Quiere salvar su reputación, qui