—¡¿Qué haces aquí?! —exclamó en voz baja.
Le dio un fuerte empujón que logró alejarlo de ella. Diana miró en todas direcciones, el lugar estaba vacío. Estaba segura de que nadie los había visto así de cerca.
Luca se rio con malicia y caminó hacia un lado para apoyarse en la pared. Había cierta pillería plasmada en su rostro, como si disfrutara ver el miedo en Diana.
—Veo que no estás feliz de verme. Eso me duele, ¿sabes? —expresó, arrugando los labios—. Hemos pasado tantos momentos juntos…
Diana tensó la mandíbula, Luca se estaba haciendo el idiota.
—¡Ya basta! Te he hecho una pregunta, por lo menos respondela —masculló, con los puños apretados—. ¿Qué demonios haces en este evento? ¿Conoces al anfitrión?
Luca metió ambas manos en sus bolsillos y suspiró.
—Me enviaron una invitación como a ti. ¿No es obvio? —se mofó, analizando a Diana de pies a cabeza con lujuria—. Te ves guapa, por cierto.
—Eso no tiene sentido. ¿Por qué te enviarían una invitación?
—Te recuerdo que yo tambi