Nicolás y Helena llegaron a la gala envueltos de elegancia. Las luces del evento reflejaban en el vestido de Helena como si estuviera hecha de noche y estrellas, mientras Nicolás, con su porte impecable, parecía sacado de una portada de editorial.
Karen los vio primero, con una sonrisa amplia que mezclaba emoción y complicidad. Se acercó a Helena y le dio un beso en la mejilla.
—Estás deslumbrante —dijo Karen, admirando a Helena de pies a cabeza—. Nocturne Fashion va a tener que inventarse nuevas palabras para describirte.
Helena sonrió, agradecida.
—Tú no te quedas atrás.
Paul, más tranquilo y atento, estrechó la mano de Nicolás con firmeza, reconociendo al hombre que había sabido estar a la altura de esa noche. Le sonrió de lado, cómplice.
—¿Cómo va todo? —preguntó Nicolás.
—¡Este salón va a explotar con tanta gente! —exclamó Karen, aún sorprendida por la cantidad de personas—. Es la primera vez que veo algo así.
—Todos están ansiosos por conocer a la diseñadora —expresó Paul