Ya estando fuera del centro comercial, Karen sostuvo el brazo de Paul, aún con el ceño fruncido.
—No lo hagas… —le pidió—. Puedes meterte en problemas. No creo que Orlando quiera pelear contigo para demostrarte que ahora es más fuerte.
—Sé que te preocupas por mí, pero voy a ganarle.
—¿Y si es un plan suyo para hacerte quedar como el villano? —inquirió, hundiendo las cejas—. No quiero que te pase nada.
—Tranquila —Acarició su mejilla y le regaló una sonrisa, luego besó su mano—. Estaré bien. Deja que tu príncipe azul te salve otra vez.
Karen se sonrojó, preocupada por la pelea que Paul iba a tener con su ex novio. Sólo podía ver, con una tensión que le subía por la garganta como un nudo.
Orlando se preparó, quitándose la camisa para tener más soltura a la hora de atacar. Sacudió sus manos, buscando liberar la tensión de sus dedos.
—Prepárate, Paul. Hoy me vengaré por lo de la última vez —expresó, entre dientes—. Me humillaste. Ahora me toca a mí humillarte frente a Karen.
—Int