Capítulo 98. Dolor y verdad
Capítulo 98. Dolor y verdad.
El silencio era peor que cualquier grito. Peor que los rugidos de Martín, peor que el estruendo de la oscuridad cuando lo devoró. El silencio era insoportable porque me obligaba a escuchar lo que había dentro de mí: el eco de mis propios sollozos, la respiración agitada de Ian y Clara, el latido desbocado de mi corazón, como si aún siguiera luchando.
No pude sostenerme en pie más tiempo. Sentí que las piernas me fallaban y me dejé caer de rodillas sobre el suelo cubierto de ceniza. El polvo se levantó en una nube ligera y me envolvió el rostro. Tosí, pero no solté a mis hijos.
Ian se apretó contra mi costado, con su pequeño cuerpo temblando como una hoja. Clara se abrazó a mi cuello con tanta fuerza que casi me ahogaba, y yo solo podía responder del mismo modo: pegándolos a mí como si al soltarlos fueran a desaparecer.
—Lo siento… —murmuraba una y otra vez, incapaz de detenerme—. Lo siento, mis amores, perdonadme…
Mis lágrimas caían sin control, se m