REY DE OROS. CAPÍTULO 21. Un jefe tacaño
REY DE OROS. CAPÍTULO 21. Un jefe tacaño
Había una cosa llamada pudor, otra llamada decoro y el resto de los sinónimos también se les habían olvidado, porque no había forma de que ninguno de los dos pensara mucho cuando estaban uno contra el otro, tratando de abrazarse y de arrancarse la ropa a la misma vez.
Alaric levantó a Costanza como si no pesara más que un suspiro y la acomodó sobre el capó de un deportivo negro, de esos que parecía que iban a arrancar solos solo por la tensión del ambiente. Ella, sin pensarlo dos veces, enredó las piernas alrededor de su cintura y ahogó un jadeo de sorpresa cuando el choque le demostró que aquel hombre estaba más que listo.
A ver, había sido casi monja, pero no era santa. Que jamás hubiera visto a un hombre desnudo antes en vivo, no significaba que no supiera anatomía… o que no supiera buscar porno por internet como cualquier adolescente curioso.
¡Y de que la curiosidad iba a matarla… pues sí!
Sentía el frío del metal bajo sus muslos y el calor