CAPÍTULO 57. Eufemismos y respuestas
CAPÍTULO 57. Eufemismos y respuestas
El frío con que dijo eso fue peor que cualquier grito; y todos lo sintieron. Hasta Raven se estremeció, porque sabía que no era una amenaza vacía. Él no hablaba por impulso, hablaba con planes en la cabeza y cuchillas bajo la lengua.
Rowan le dio la vuelta a su silla y salió sin decir una palabra más, mientras en la sala de juntos los accionistas se quedaban gritándose entre ellos. Raven fue detrás de él, con pasos firmes, mientras Ottavio discutía acaloradamente con los abogados, y Ulises parecía descubrir por primera vez que el poder no era solo un título.
En el pasillo, a medio camino hacia su oficina, Rowan se detuvo al ver a los dos únicos accionistas que habían votado por él. Ambos se le acercaron con dignidad, sin orgullo, solo con una serena lealtad.
—Gracias —les dijo Rowan, con un leve gesto de cabeza.
—Nada que agradecer, muchacho, así hacen las cosas los hombres. Yo también preferiría ver mi empresa en cenizas antes de entregársela a al