CAPÍTULO 41. Verdades y emergencias
CAPÍTULO 41. Verdades y emergencias
Rowan y Raven se miraban en silencio, con la tensión flotando en el aire, como si todo lo que había pasado entre ellos hubiese cambiado la temperatura de la habitación. La luz del sol entraba tibia por las ventanas del comedor, acariciando los bordes de la mesa y dándole al espacio una calidez que no lograba calmar la inquietud creciente en el pecho de Rowan.
“Solo los dos primeros tragos de anoche fueron de vodka… el resto fue agua mineral”.
“… el resto fue agua mineral”.
“… el resto fue agua mineral”.
Ella sabía, entonces ella sabía… Raven sabía.
Abrió la boca para decir algo, y probablemente las palabras que aún estaban formándose en su mente habrían salido bastante desesperadas; pero justo en ese momento un teléfono sonó sobre la mesa con un timbre agudo que rompió el silencio entre los dos.
Raven se quedó mirándolo por un largo segundo con el ceño fruncido, y luego tomó el móvil, leyó el nombre en la pantalla y respondió con rapidez.
—¿Alaric?