GUILLERMO, ANGEL DE BUENAS NUEVAS.

Estefanía.

Meses después.

En la hacienda había varios árboles de álamos que ocupaban casi toda su entrada. Esa misma decoración la tenía la propiedad de Antonio en España, lo sabía por las historias que mi madrina me contaba, y en honor a su apellido le dieron el nombre de “Los Álamos”, ese mismo nombre se lo colocó don Felipe Álamo a esta finca. Mi madrina una vez me dijo que su difunto esposo jamás le gustó el nombre qué su padre les había dado a las propiedades, ya que él odiaba su apellido. En aquel entonces no prestaba atención a aquellos detalles, pero ahora, después de leer el diario, ya sabía el porqué de la negativa de Antonio, si mi madrina lo hubiera sabido, quizás lo hubiese entendido.

Desde el jardín principal se podían ver los árboles, sentí miedo al recordar el relato donde Antonio veía a ese perro negro al pie del álamo vigilando la habitación de Isabel; también temía por la maldición del linaje que se escondía tras el apellido, era tanto mi temor que por muchos días n
Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo