CAPÍTULO 10
LAYA, SOY YO.

Zahida estaba al borde del colapso cuando el Emir quiso besarla, y aunque toda la química de su cuerpo se disparó, ellos fueron interrumpidos por el llanto del bebé que los hizo despegar de inmediato.

—Lo siento… —Hakim asintió, observando cada paso de ella, y notando como corría a atender a Omar con una delicadeza extrema.

Notó la sonrisa en su boca, y como acarició a su hijo, para mecerlo en sus brazos.

—Ya está… estoy aquí… —Hakim frunció su ceño levemente y se acercó a ella con sutileza.

—Hoy ya estarás cansada, pero te daré unos días para recuperarte… quiero hacer una cena en tu honor… —Zahida lo miró mientras su corazón palpitaba con fuerza y asintió.

—Gracias…

El Emir miró a su hijo para acariciarlo, y luego tomó su boca en sus dedos. Se acercó lentamente para depositar un beso seco, y Zahida aspiró todo su aliento.

—Descansa… lo necesitas… —ella parpadeó lentamente, viendo cómo él salía de su habitación, y se preguntó por qué no compartían una, juntos.

—E
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