CAPITULO 21
Ana, con los ojos aún húmedos por todo lo vivido, tomó la mano de Alejandro con delicadeza.

—¿Puedes dormir conmigo? —susurró—. Necesito sentir que estoy a salvo.

Alejandro no respondió con palabras. Se acomodó a su lado, rodeándola con sus brazos cálidos, como si su cuerpo pudiera protegerla del pasado. Ana se acurrucó contra su pecho, respirando su aroma, ese que desde siempre le había transmitido calma. Por primera vez en mucho tiempo, su cuerpo se relajó. Y durmió.

Alejandro también. Sin sobresaltos. Sin pensamientos que lo alejaran de ese momento. La distancia que alguna vez existió entre ellos comenzó a desvanecerse, como si cada momento compartido tejiera un nuevo hilo invisible que los unía más.

Ese mismo día casi entrada la tarde al despertar Ana noto que no estaba en su apartamento, no sabía que Alejandro tenía un apartamento de soltero, decorado con sobriedad, pero lleno de detalles que hablaban de él: libros bien organizados, una guitarra en la esquina, fotos de Lucía enmar
Adela

Espero les este gustando la historia, es con todo cariño.

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