STEFANO HARRISON
Sus confesiones nunca habían sido tan sinceras como hasta ahora. La pequeña Abby ha crecido y se ha convertido en una bella y despampanante mujer. No niego que sus palabras me afectan, pero el adulto aquí soy yo. Tengo que poner límites, porque si me descuido podría cometer un acto no sano hacia la hermana de mi mejor amigo. Y ciertamente tener de cuñado a Salvatore sería como una patada en la entrepierna, es mi amigo y le tengo aprecio, pero ser familia....
–Abb– es lo único que digo.
–Me gustas y eso no va a cambiar Stef. Es mejor que te vayas acostumbrando a eso, porque lanzaré mis flechas– sonríe.
Es así como me gusta verla. Feliz.
Me acerco tomando su mano y dejo un beso en el dorso. Es tan pequeña que la imagen de esa mano rodeando mi v/rga me hace carraspear.
–Dejo tu maleta y me voy porque tengo que ver a mi princesa de ojos mieles– la sonrisa desaparece de su rostro y el desconcierto hace acto de presencia.
–¿Princesa?–me cruzo de brazos asintiendo. Mi princ