STEFANO HARRISON
Sus confesiones nunca habían sido tan sinceras como hasta ahora. La pequeña Abby ha crecido y se ha convertido en una bella y despampanante mujer. No niego que sus palabras me afectan, pero el adulto aquí soy yo. Tengo que poner límites, porque si me descuido podría cometer un acto no sano hacia la hermana de mi mejor amigo. Y ciertamente tener de cuñado a Salvatore sería como una patada en la entrepierna, es mi amigo y le tengo aprecio, pero ser familia....
–Abb– es lo único que digo.
–Me gustas y eso no va a cambiar Stef. Es mejor que te vayas acostumbrando a eso, porque lanzaré mis flechas– sonríe.
Es así como me gusta verla. Feliz.
Me acerco tomando su mano y dejo un beso en el dorso. Es tan pequeña que la imagen de esa mano rodeando mi v/rga me hace carraspear.
–Dejo tu maleta y me voy porque tengo que ver a mi princesa de ojos mieles– la sonrisa desaparece de su rostro y el desconcierto hace acto de presencia.
–¿Princesa?–me cruzo de brazos asintiendo. Mi princesa es mi mayor tesoro.
–Una preciosa rubia que cuando llego a casa estrecho en mis brazos y lleno de besos– Los ojos de Abby se abren más y puedo ver el segundo en donde su mirada cambia. Sus ojos azules se vuelven dos témpanos de hielo. La viva imagen de su hermano.
–¿Cuál es el nombre de esa mujer?– se ríe cruzándose de brazos. Al ver mi mutismo estalla.
–¡El nombre Stefano!– chilla.
–Lía– levanta el dedo con la intención de reclamarme pero se detiene. Se empieza a reír al entender de quien hablo. Al menos lo sabe.
–Esa será con la única mujer que te voy a compartir– decido que es momento de ir a ver a mi pequeña porque la extraño mas que a nada en este mundo. Me volteo dispuesto a irme antes de que Abby vuelva hablar.
–Tengo un negocio que me deja algo de efectivo– me volteo algo impresionado. Su sonrisa crece.
–¿Es así?– asiente orgullosa.
–Si es así, me gustaría verlo, podría darte algunos consejos– sus ojos se iluminan.
–Te enviaré un par de fotos mañana– asiento y salgo de la habitación.
Bajo las escaleras encontrándome con Cloe que lleva a uno de los mellizos en brazos. Blanca.
–Si buscas a Tore, está en su despacho y espero que le digas que aun sigo molesta con él, pero lo perdonaré si me pide disculpas– asiento caminando hacia donde está mi capo. Nunca lo llamo así pero es momento de hacerlo.
No toco la puerta al entrar.
Está de pie sirviéndose un trago. Su mal humor se expande por toda la habitación. Me relajo en el sillón recostando mi cabeza.
–La noticia nos tomó por sorpresa– es lo primero que digo. El humor le cambia en segundos.
–Esa niña necesita disciplina, creo que el convento hizo un mal trabajo. Ni un par de padres nuestros la calmarían– Abby sigue siendo Abby y Salvatore sigue siendo el mismo. Entiendo a mi amigo. Lo único que busca es protección hacia su hermana, pero ha errado. Y es momento en que se de cuenta.
–Tu primer error fue mandarla lejos. Ella era muy pequeña cuando la enviaste a ese lugar– se sirve otra copa. Aun recuerdo cuando visité a Abb en el convento, la forma en la que me recibió fue realmente triste. Por un momento creí que algo malo había pasado, pero ella me confirmó que, no. Insistí pero ella me dijo que estaba bien.
–Tú sabes por qué lo hice. Para ese momento vivíamos una guerra y si moría, ella sería la única King. Continuaría con el legado- asiento.
Aun recuerdo que recibí una bala y estuve a punto de no contarla. Fueron años en los que desayunábamos pólvora y municiones.
–Pero eso pasó hace mucho tiempo y…– su vaso choca con la mesa. El líquido salpica su mano.
–suficiente– espeta.
Y hasta aquí llegó la plática. Siempre ha sido un tema delicado.
–Dejando eso de lado. Recuerda que esta noche hay una reunión con algunos accionistas. Han decidido hacer un evento. Irán todas las familias más influyentes– se reclina en su asiento. A mi tampoco me hace gracia ir a fiestecitas pero es nuestro deber.
–No me apetecen fiestecitas y menos ahora que Cloe me puso la ley del hielo– Así que está enojado por eso. Así es la vida de casados, amigo. Prefiero reservarme mi comentario.
–Podemos ser los líderes de la mafia pero en el hogar solo somos unos simples mortales– me pongo de pie dispuesto a irme. Han sido suficientes emociones por hoy.
–Lleva a Cloe y a Abby, les hará bien salir un rato. Tu esposa adora a tu hermana y qué mejor que ganar puntos con ella– me retiro dejándolo solo en su despacho. Salgo de la mansión King no sin antes ver la habitación que ahora es de Abby.
El trayecto es corto hasta llegar a mi hogar. Mis guardias me saludan y avanzo hasta el interior.
En el momento que las puertas se abren soy recibido por mi cajita de felicidad. Mi cajita de felicidad.
–¡Papi!– Lía corre feliz extendiendo sus pequeños bracitos. Su melena rubia revolotea. Amo a mi hija, es el ser más puro que he visto en mi vida, estar a su lado me transmite paz.
La tomo en mis brazos y soy recompensado con un beso en la mejilla. Sus manos están manchadas con lo que creo es chocolate. Seguro estuvo otra vez en la cocina.
Miranda sale detrás. Ella es la nana de Lía, me ayudó con ella desde que era una bebé. Ama a mi hija y ha sido una figura materna en su vida.
–Lía manchaste a tu padre– Miranda se lleva la mano a la cabeza. Dejo un beso en la mejilla de mi hija.
–Algo de chocolate no le hace daño a nadie–
–¡Papi! ¡Papi! Miranda y yo hicimos esferas de chocolate. Hice una muy grande para ti– el entusiasmo de Lía es tan grande que se escabulle de mis brazos para correr a la cocina. Su vestido rosa está algo sucio. Va descalza y miro a su nana que levanta las manos inocente. Mi hija es un alma salvaje.
–Prometemos dejar todo limpio Lí quería hacer algo de chocolate, estaba algo aburrida y hoy en la guardería pasó algo pero no quiso decírmelo– mi ceño se frunce. Lía vuelve a aparecer con su creación en las manos.
–Este es para ti, el mío ya me lo comí– lo tomo en las manos. Para mí, mi hija lo es todo y sus problemas son los míos. Así sea el más insignificante.
Me inclino limpiando algo de chocolate en su mejilla.
–Amor. Miranda me contó lo de hoy. ¿Puedes contarle a papi?--Lía observa a su nana y luego a mi. Une las puntas de sus dedos y su sonrisa se borrada. Aparta sus hebras doradas y titubea ante de hablar.
–Lo de siempre. Stefani me dijo que una niña debe tener una mami. Que es muy raro que yo viva con mi papá. Le dije que mi mami está de viaje y es por eso que no está conmigo, pero ella nuevamente insistió con lo mismo– se encoge de hombros como si lo que dijera no importara. Miranda se lleva la mano al pecho. Ama a mi hija, la crio desde que era una bebita e imagino su dolor en este momento.
Lía nunca ha insistido en saber de su mamá. He tratado de evitar esa platica.
–Cariño–
–Yo lo sé papi. Mami no me quería y por eso me entrego a ti– se voltea corriendo lejos de nosotros. Intento tomarla pero fracaso.
Su nana se acerca.
–Entiéndala señor, Lía es muy pequeña, en un futuro usted podrá platicar con ella sobre algunas cosas que desconoce–Cómo decirle a mi hija que su madre la vendió como un simple objeto. Solo tomó el dinero y se fue.
Miranda va por Lía. Me acerco a la cocina dejando el postre en el refrigerador.
Los dibujos de Lía llaman mi atención. Siempre dibuja a tres personas tomadas de la mano. Y la mujer no es Miranda. Es una madre.
A veces pienso que es momento de sentar cabeza y conseguir una esposa que llene ese vacío. Nunca he traído a una mujer a casa. Todas mis aventuras de una noche las he pasado fuera.
–Tal vez sea momento de formar una familia– Por Lía.
ABBY KING Me coloco algo de rímel para alargar más mis pestañas. El cabello me lo dejo suelto y hago un poco de hondas. Ciertamente no tenía ganas de salir y mucho menos ir a una fiesta, pero Cloe insistió y no me pude negar a su petición. Ahora entiendo a mi hermano. No se le puede decir que no a la dama de la mafia de Estados Unidos. He optado por colocarme un vestido largo de seda blanco, la tela se amolda a mi curvas. Miro mi reflejo en el espejo, admiro la belleza que poseo, la cual usare para obtener mi objetivo. No me importa lo que use pero Stef será mío. Intuyo que estará en la fiesta. Me volteo observando el escote en la espalda. Casi rosa mi trasero pero es así como me gusta. Los pendientes largos van a juego con el vestido. Muevo mi cabello y cuando creo que ya estoy lista salgo de la habitación. Todo va a salir bien, me digo a mi misma. Ahora estoy con mi hermano, nada malo puede pasar. Desciendo por las escaleras hasta toparme con la sonrisa de Cloe. Mi
HISTORIA DE LA SAGA MAFIA.Hola de nuevo lectoras, nos encontramos una vez más y esta vez con una saga que estoy preparando para ustedes. RAVEN será una de las historias con temática de Mafia, delincuencia, asesinatos y temas fuertes. Este es un proyecto en donde involucra toda mi alma, corazón y dedicación. Espero que amen a los personajes, todo comentario será tomado en cuenta.Espero puedan darle mucho cariño a los personajes. Todo comentario será tomado en cuenta puedes encontrarme en F. C con mi seudónimo.IMPORTANTE:Si los temas que son tratados aquí no son de tu agrado o te sientes incómodo es mejor que dejes la saga, todos tenemos opción de aceptar lo que nos gusta y lo que no.TEN EN CUENTA QUE : Los libros pueden ser leídos en el orden que desees, pero si no quieres comer algún SPOILERS de las demás parejas de la historia te recomiendo leerlos en orden.+21(DATO) ESTA HISTORIA ES INDEPENDIENTE. NO AFECTA EN LAS OTRAS TRAMAS. SI DESEAS SABER MAS DE ELLA DEJA TU COMENTARIO
ABBY KING –¡No quiero que nadie me toque!– El cabello me golpea el rostro, pero lo aparto de un tirón. Más hombres llegan al lugar.La única arma que tengo para defenderme es un cortauñas. ¿Es en serio Abby? No pudiste encontrar algo mejor. Es todo lo que vi para defenderme.–Señorita necesitamos que nos acompañe, el señor..– mi rabia crece por mucho cuando percibo que se atreven a llamarlo “señor” en mis narices.–¡No me voy a ir a ningún lugar! Así que díganle a su señor que se puede pasar su rango por el culo– Los hombres intentan dar un paso, pero soy más astuta al saltar por encima de los muebles. No pueden hacerme daño, lo sé, y eso juega algo a mi favor.No llevan armas porque saben que no pueden hacerme daño. ¿Por qué?, es Simple. Soy una princesa de la mafia. Abby King, hermana del nuevo capo de la mafia de New York, Salvatore King. Mi hermano mayor y el más grande hijo de…Solo han pasado 15 minutos desde que recibí la noticia de que me llevarán a un internado, Dios sabe dó
CAPÍTULO 1 STEFANO HARRISONLa seguridad ha sido reforzada como estuvo planeada. Más de los soldados se distribuyen entre diferentes puntos de la iglesia. Recibo la confirmación de que la novia está aquí. Hoy se casa Salvatore King líder de la mafia de New York y mi mejor amigo, nada más y nada menos que con Cloe Hall, una de sus empleadas de la empresa.Jamás creí que un hombre como Salvatore sentaría cabeza, o peor aún, que estuviera completamente dominado por una mujer de un metro sesenta.Casarse con una mujer que no ha nacido en este mundo es un peligro. Será el blanco de todos los enemigos de King, porque para nadie es un secreto que ella es una debilidad.Estoy feliz por mi amigo pero a la vez esta carga de trabajo me dejará menos tiempo para estar con Lía. Mi princesa de ojos miles. .—Señor, las damas de honor han llegado—uno de los soldados anuncia la llegada de las damas de Cloe.Un grupo de mujeres empiezan a caminar y aunque no son conocidas de la novia, igual fueron con
ABBY KINGUN AÑO DESPUÉSMe reclino en el asiento del avión tratando de poder descansar un poco. Trato de relajarme pero mi cuerpo se tensa cuando alguien se sienta a mi lado. Respiro profundamente y vuelvo a observar a la persona.–El asiento ha sido comprado– observo al hombre que de seguro ha de tener unos treinta o tal vez más. Es atractivo pero dicho encanto se fue a pasear cuando invadió mi espacio. Odio que lo hagan.–Está vacío– levanta una ceja. Estoy tan estresada en este momento pero muestro una sonrisa.—Lo sé, lo compré, así que recoge tu lindo trasero y vete– su mandíbula se tensa pero se marcha logrando que nuevamente entre aire a mis pulmones. Coloco mi bolso en el lado vacío para no tener más sorpresas.Con el paso de los años he sentido cierto repudio al tacto masculino. No me gusta, es por eso que he tratado de evitarlo. No era así, pero cuando marcaron mi cuerpo…Siento cosquilleo que no se va, y mi mente evoca las escenas de esa tragedia.Es algo que me llevaré a
STEFANO HARRISONEn el momento en que reacciono la tengo encima de mis piernas; envuelto en un abrazo que raya lo impropio. ¿Está aquí? ¿Cómo es posible que esté aquí?Aparto sus manos tomando sus muñecas y volteo la silla. Se ha cortado el cabello y ahora lleva una especie de fleco, pero su rostro no ha cambiado nada. Sigue siendo la misma chiquilla que vi el año pasado. Cuando se fue a Canadá a terminar su carrera. ¡Mi3rda!Me pongo de pie dejando su delicado cuerpo en el suelo. Me alejo de su tacto que nuevamente pone mierdas en mi cabeza. Debes controlarte Stefano. Camino hasta la mitad de la oficina y me fijo en la maleta. ¿Estará de vacaciones? Imposible.Me conozco su maldit0 horario y en estos momentos están en semana de exámenes.–Qué carajos haces aquí Abby– me volteo observando cómo sus labios se curvan en una sonrisa. No parece afectada por mis palabras. El brillo de sus ojos se intensifica más.–Solo quise venir a casa–extiende los brazos, camina tocando con la punta de
ABBY KINGStefano no me responde por lo que abro la puerta de la mansión en la que ahora vive mi hermano con su familia. Su familia.Ciertamente me siento una extraña en sus vidas. Conocí a Cloe días antes de su boda, me pareció la mujer más dulce del mundo.Ella es tan diferente a mi hermano, pero cuando los vi juntos entendí por qué Salvatore sería capaz de recibir una bala por ella. La ama.Sentí un poco de envidia.Camino por el gran salón topándome con una pintura de porte monumental. Cloe es la protagonista, está allí con una cálida sonrisa, con las manos posadas de forma delicada en su regazo. El azul de sus ojos se vuelven tan intensos, capaces de desnudar tu alma.Aparto la mirada teniendo a revelar mis secretos. Stef me sigue desde atrás.Su aura impone; me siento más relajada con su presencia.Una vez que llegamos a la sala observo el rostro de mi hermano. Está enojado; seguro más que eso. Esa aura oscura manda un nudo en mi garganta. Respira Abby. A su lado está Cloe que