POV Isabella
El sonido de mi nombre en labios desconocidos me partió en dos. Cada músculo de mi espalda se tensó, como si mis huesos intentaran reaccionar antes que mi mente. La voz era baja, calculada, demasiado tranquila para el caos que encendió dentro de mí.
Me giré lentamente, como si cualquier movimiento brusco pudiera desencadenar algo peor.
El hombre estaba de pie justo detrás de mi silla.
No lo conocía.
No lo había visto nunca.
No debía estar allí.
Era alto, delgado, vestido con ropa común, casi anodina, como si su invisibilidad fuera parte de su estrategia. Pero había algo en sus ojos… algo que no encajaba. No era hostilidad. No era interés. Era… reconocimiento. Como si hubiera estado esperando este momento.
—No te asustes —dijo.
Me levanté de inmediato. La silla chirrió en el piso, un sonido que atrajo la atención de dos mesas cercanas. Pero no me importó. Tenía que crear distancia. Tenía que moverme.
—¿Quién eres? —pregunté, retrocediendo un paso.
Él no avanzó.
Eso fue, de