POV: Sebastián
Sebastián sostenía la tarjeta entre los dedos como si fuera una hoja de afeitar. No por el papel, sino por lo que representaba. Una línea negra, limpia, elegante.
Una sola letra.
—C.
No era una amenaza directa. Era peor. Era una firma.
La habitación estaba en silencio, demasiado silencio. El tipo de silencio que solo conocen las personas que viven huyendo: el silencio que no trae paz, sino espera. Sebastián giró la tarjeta bajo la luz tenue de la lámpara. La textura era costosa, sofisticada. Carlos no había perdido su gusto por los detalles.
O tal vez era justo eso lo que quería que él pensara.
Se levantó lentamente, recorriendo el departamento con pasos calculados. Cada esquina, cada reflejo en los cristales de las ventanas, cada sombra tenía que ser analizada. La paranoia no era un defecto en su mundo, era una herramienta de supervivencia.
Sabía que no era un simple mensaje. Era un movimiento.
Carlos estaba vivo. Y no solo vivo… estaba cerca.
Sebastián apretó la mandí