Capítulo 84

PDV Sebastian

No dormí.

Ni siquiera cerré los ojos con intención real de hacerlo. Me limité a quedarme inmóvil, con la vista fija en el techo, contando las grietas invisibles que se formaban en mi mente. El cuerpo estaba agotado. El alma, en alerta.

La imagen seguía ahí. No la foto. No el mensaje.

Ella.

Isabella de perfil, mirando por una ventana que no sabía que era un espejo. El tiempo detenido en un fotograma que alguien decidió congelar para recordarme una verdad incómoda: ya no nos pertenecíamos del todo. Éramos propiedad del miedo. Del juego de un tercero.

El apartamento olía a metal frío y café viejo. La taza seguía en la mesa desde la noche anterior. No la lavé. Hay cosas que uno no limpia cuando espera una guerra.

Me levanté sin sonido. Revisé la puerta. Los seguros. Las ventanas. Cada centímetro del suelo.

Nada.

Y eso era precisamente lo que me preocupaba.

Porque los verdaderos cazadores no hacen ruido. Observan. Esperan. Y solo atacan cuando están seguros de que duele.

Me p
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