—¿Quién estaba jugando, Gaby? —balbucea Noe y él inspira al escuchar su nombre en la boca de ella—. ¿Ya no jugamos más? —Gaby la toma de la nuca y atraca su boca con fiereza. La besa con fuerza hasta que ambos necesitan respirar.
—Ya no más —susurra Gaby con voz ronca.
—Ya no más —repítela.
Envuelve el cuello de Gaby en sus brazos y vuelve a pegarse a su boca. Gaby la toma de la cintura, la levanta llevándola contra el umbral de la puerta y la besa, mostrándole como quiere que lo haga.
Las manos masculinas volaban por todo el cuerpo femenino, era enorme su necesidad de sentir la suave piel, de estar fundido en ella, era enorme la sola necesidad de tenerla. Sabía que no era buena idea, pero ya no podía seguir negándose a querer tenerla y hacerla suya. No sabía lo que podía pasar mañana, pero ya no importaba. Iba a terminar lo que empezó, iba a sacarse esas ganas y necesidad que tenía sobre ella y no había razón en el mundo para que lo detuvieran. Ni siquiera ella misma lo iba a detene