Antes de subir al avión, el piloto les da la bienvenida y presenta al copiloto ya las dos azafatas que van a acompañarlos en el vuelo. Antes de subir, Lina se para frente a Alex.

—Debo taparte los ojos para que no veas a donde vamos? —pregunta divertida.

—¿Eres consciente de que el piloto dirá nuestro destino, verdad? —se burla él.

—Eres consciente de que ahora debes taparte los oídos también, ¿verdad? —bromea ella.

—No lo harás, jodidamente, no —Lina se carcajea.

—No haré ni una cosa, ni la otra —le hace saber—. En ningún lugar dice a donde vamos y el piloto tiene órdenes expresas de no decir nuestro destino —entona con arrogancia. Alex levanta una ceja.

—¿Has dado órdenes a mi piloto? —cuestiona sorprendido.

—Bueno… —se mira las uñas despreocupada—, esto de ser la Señora Betanckurt tiene sus ventajas —Alex antes ese comentario se carcajea. La pega a su cuerpo y besa su frente.

—Así que disfrutas ser la Señora Betanckurt, ¿él? —bromea.

—Ya dije. Tiene sus ventajas —ella le sonríe—. T