Antes que saliera el sol, el despertador ya estaba a los gritos para anunciar que había que levantarse. Era algo que no querían hacer, pero ambos sabían que ya comenzaba su aventura. La aventura que tenía preparada Lina para su luna de miel y, Alex no tenía ni idea de que iba todo. Con suaves y firmes besos repartidos por el cuello de Lina, Alex comienza a despertarla. Ella ronronea y él sonríe al escucharla.
—Alex —jadea cuando siente una mano por el estómago.
Él besa el hueco de su cuello y hombro, y luego baja a éste último sin dejar de acariciar el estómago y costillas de ella. Lina se contonea como gata en celo contra el cuerpo de su marido. El despertador vuelve a sonar en su segunda alarma, la que ponía Lina para no dormirse, interrumpiendo la interesante caricia de Alex. Ella suelta un suspiro mostrando su descontento con el aparato encerrado. Alex le da un manotazo para callarlo y quiere volver la mano encima de su mujer, pero Lina ya estaba escapándose.
—Se nos va a hacer ta