—Está bien, no diré nada.
Melissa esbozó una sonrisa que no alcanzó sus ojos.
—Te ayudaré con Clark, confía en mí.
Y con esa promesa susurrada como veneno envuelto en miel, se fue, dejando a Samantha sola en la habitación. La joven tragó saliva, un escalofrío recorriéndole la espalda. No era confianza lo que sentía, era miedo. Un miedo seco, punzante, que se le anidó en el pecho como una garra.
—Si Federico descubre que Ellyn está embarazada, no querrá dejarla —susurró para sí misma, apretando los puños con rabia contenida—. ¡No lo voy a permitir! ¡No! Tengo que deshacerme de ella… y del amor que aún le guarda. ¡Tengo que borrarla!
***
Mientras tanto, en la habitación de hospital, Clark tomó con delicadeza la mano de Ellyn.
Ella abrió los ojos, y lo miró.
—Clark… ¿Qué me pasó?
Él tomó su mano, sus miradas se encontraron.
—Ellyn, te desmayaste, te traje aquí, y tienes una leve infección de oído, pero vas a estar bien.
Ella asintió.
—Pero…
—Pero ¿Qué? —Ellyn vio algo en sus ojos y sintió