Capítulo 81 — Piedad

— ¡Espera, espera! ¡Estoy herido! — Gritó Marcus desde el suelo, siendo arrastrado por el pasillo de la capilla, Bastián se detuvo. — ¡Si me encierran así, moriré por una infección o por la perdida de sangre! ¡Deben llevarme a un hospital primero, para curarme! ¡Por favor! ¡Por favor! ¡Se los suplico!

— Oh, cierto, no somos tan insensibles, Marcus, como para dejarte encerrado con una herida abierta, pudriéndote lentamente… — Carmen se acercó a Marcus, se agachó junto a la herida, la observó por un instante con una expresión triste, pensativa, y luego se levantó, sonriendo con ironía. — Ponle un pequeño kit de primeros auxilios en su nueva habitación para que se cure él mismo…

— ¡¿Qué?! — Marcus abrió los ojos de par en par. — ¿A eso le llamas tener piedad? ¡Moriré infectado!

— ¿Y acaso tú tuviste piedad de un pequeño niño que lleva tu sangre y de la mujer que te amaba y se entregó a ti sin condiciones? ¡Vamos, explícame entonces! ¿A qué se le llama tener piedad? — Alegó Carmen y M
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