— Tu… Tuvieron piedad… Y tú… Tú también puedes tenerla… — Murmuró Marcus, sin levantar el rostro.
— ¿No quieres saber lo que pasó después? — Preguntó Carmen, agachándose ligeramente para verle la cara. — Un tiempo después, empezaron de nuevo los atentados, con pistas que apuntaban a ciertas personas de la familia… La familia Beltrán volvió a llenarse de sangre, unos contra otros, acabándose, hasta que solo quedaron mis padres y algunos parientes que huyeron…
— Eso… Eso no tiene nada que ver conmigo… — Exhaló Marcus, mirando finalmente a Carmen.
— Mis padres no tuvieron otra opción más que cuidarse las espaldas, acabando con quien se pusiera en su camino y por eso, terminaron haciendo un acuerdo con la familia Hidalgo, para protegerme… — Carmen se cruzó de brazos, muy seria, frente a Marcus. — Y todo eso ocurrió después de perdonar a ese joven, uno que nadie conocía, uno considerado poca cosa, uno que nadie vio y del que no se supo más, pues sospechosamente ese joven se fue muy lej