— ¿Qué? — Carmen arrugó el entrecejo, confundida, retrocediendo y Carolina sonrió con satisfacción. — ¿El culpable? ¿De qué hablas?
— Seguro que de eso no te habló mi hermanito… — Carolina miró por un instante a su hermano, quien vio algo extraño en su actitud.
— ¿De qué hablan? — preguntó Bastián sin moverse de su lugar
— De nada importante… — Carolina le guiñó un ojo a Carmen. — Vive orgullosa con ese hombre por el resto de tu vida… — Ella se dio la media vuelta para irse atrás de su madre.
Carolina dejó a Carmen confundida, ¿qué había sido eso? ¿Otro secreto?, el corazón le latió acelerado a Carmen, cuando repentinamente se escuchó un grito que la hizo sobresaltar.
— ¡¿Qué?! ¡¿Madre?! ¡¿Me dejas?! ¡Ayúdame! ¡Madre, no me dejes, ayúdame! — Gritó Marcus, desesperado, viendo como Carolina salía de la capilla.
— ¡Carolina! ¡Vuelve inmediatamente! ¡Carolina! — Le hacía coro Nicolás, pero Carolina nunca volteó.
— ¡YA CÁLLENLOS! — Ordenó Bastián y un par de hombres agarraron a Mar