Hilda Duarte de León no perdió tiempo en investigar todo lo referente a Lucía Ruiz. Cuando algo le importaba, no escatimaba en gastos.
Varios documentos reposaban sobre su escritorio: sobres con fechas, fotografías, incluso copias del certificado de nacimiento. Su gente era rápida y eficiente, nunca le fallaban; su trabajo siempre rozaba la perfección.
—Veamos quién eres realmente, muchachita —murmuró mientras abría uno de los sobres.
—Veintiún años recién cumplidos… hija natural de madre soltera —suspiró. —Noah… Noah, no aprendes la lección —continuó, hojeando otro documento que mencionaba la carrera que estaba por culminar Lucía. Sus ojos se entreabrieron co