Sentía tantas emociones en ese momento, pero no encontraba las palabras para definirlas. A través del espejo retrovisor, pude ver a Gabriel corriendo tras nuestro coche, intentando alcanzarnos. Esa imagen me derrumbó; se me llenaron los ojos de lágrimas y el llanto que había estado conteniendo comenzó a brotar, acompañado de sollozos. Aarón, que estaba a mi lado, fue testigo de mi dolor y, en un gesto de solidaridad, puso su mano sobre la mía y me abrazó.
Es extraño cómo funciona la vida a través de las acciones. Hace unas semanas estaba segura de que Noah era el único y absoluto hombre que quería a mi lado; mis sentimientos eran inequívocos. Sin embargo, mi corazón me estaba manifestando otros sentimientos que me abrumaban. Ver a Gabriel correr hacia mí, suplicando que no bajara del coche, con miedo a que me hicieran daño, me sacudió hasta las entrañas, haciéndome dar cuenta en un instante de que todo en mi vida me había llevado a ese momento. Reconocerlo y aceptar lo que él signific