Me quedé helada.
El habla se desvaneció de mis cuerdas vocales, y mi mente quedó en blanco. Todo se esfumó en el instante en que Gabriel volvió a declararme su amor, esta vez frente a una multitud entera, ante cámaras, jueces, espectadores… ante el mundo.
Un momento que sin duda pasaría a la historia como la hazaña del meta humano que ganó el concurso y juró conquistar a la mujer que le arrebató los sueños.
Sabía que lo que había dicho era cierto.
Y aun así… no parecía real.
No parecía mi historia. Parecía la vida de otra persona.
No quise voltear a mirar a Aarón. La vergüenza me envolvía, como una tela que se cierra alrededor