Gabriel.
La concentración y el enfoque eran los únicos sentimientos que dominaban a Gabriel en ese instante. Su mirada se fijaba, como un halcón, en las montañas que ansiaba conquistar. Respiraba profundo, sintiendo cómo su cuerpo se preparaba para entregarse por completo.
Antes de liberar su verdadera esencia, desvió la vista hacia el punto donde Javier le había dicho que estaría Lucía.
—No dejes que la luz se apague —murmuró para sí, como una plegaria íntima.
Entonces, sin dudar un segundo más, se lanzó al vacío dispuesto a dar lo mejor de sí.
Su carrera comenzó con una serie de potentes volteretas h