Capítulo 19

«Está muerto, ya está hecho» pensó Sebastian, mirando el cuerpo de Carlos inerte en el suelo. La escena era una mezcla de caos y silencio. La sangre se extendía por el suelo, formando un charco oscuro que parecía absorber toda la luz del lugar. Sebastian sintió cómo el peso de la realidad le aplastaba el pecho. En ese instante, una parte de él, la más oscura y fría, encontraba cierta tranquilidad en la idea de que Carlos ya no podía hacer daño, que todo ese mundo peligroso, ese juego de traiciones y balas, estaba a punto de terminar para siempre.

Muy en el fondo, eso le daba tranquilidad. Significaba que Isabella estaba cada vez más cerca de la verdad, de la venganza. De la justicia.

Dejó el cuerpo en el suelo, con cuidado, apenas queriendo ensuciarlo más. Cuando estuvo a punto de tomar su teléfono y hacer esa llamada que todos temen, supo que necesitaba actuar con rapidez. Se cubrió con la columna de cemento más cercana, sus dedos temblando al buscar en el interior del saco un sobre
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