CAPITULO 5 DE DESILUSIONES Y TRAICIONES

ADAM

El grito salió desde lo más profundo de mi.

Impactado, sentía un agujero profundo en mi pecho, un dolor sin expresión física.

Esas últimas fuerzas que pude soltar me robaron toda la energía, pero el punto de mi enfoque y las esperanzas, fue el rostro asustado y resignado de mi Holly.

Cuando ella desapareció de mi vista, no me importó si yo me desangraba.

—Tengo que… ella—protesté apenas despegar los labios.

Sentía el auto alejarse y unas manos rápidas y toscas colocándome vendajes, sentí un pinchazo en el cuello. Se escuchaban los fuertes impactos contra los vidrios, en el armazón del auto.

—Holly—mascullé, el chocar de mis dientes hizo que me doliera la cabeza.

Mi cuerpo estaba flojo, demasiado débil, me esforcé por tener abiertos los ojos, “Por favor, amor, abre los ojos” escuchaba las palabras de Holly.

Me aferré a ella, a la cantarina voz que me mantenía flotando, trayendo conmigo su rostro. Perdí la noción del tiempo, cuando menos me lo esperé ya estaba en otro lugar, apenas podía escuchar bien a las personas, creo que ya estaba con los doctores.

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Adam—Holly me sonrió anchamente, sus mejillas regordetas estaban tintadas de carmín.

Mi corazón latió inquieto.

¿Cuándo fue que perdí la cabeza por ella?

Aquella imagen de su sonrisa desapareció, se distorsionó cambiando su rostro por uno completamente diferente, sus ojos grandes estaban cristalizados, toda ella estaba agazapada, pasmada:

Sabes cómo debes comportarte, como si estuvieras loca por mí, como si me amaras—las palabras salían de mi boca sin poder contenerlas, ¿qué es eso? ¿Por qué estoy diciendo esto? — ¡Como si pudieras amar! —me estremecí, era una pesadilla, estaba repitiendo el pasado, pero no puedo contener lo que digo. No quiero que tenga ese rostro, está aterrada de mi— ¿quieres llorar? —aquella burla no hizo más que hacerla agitar— Eres tan patética.

¡No!, no quiero decirlo, no quiero seguir escuchando eso, no quiero que ella tenga ese rostro por mí.

¡Déjame!

¿Cómo es posible que te pongas así con un beso? —¡Ya no hables! ¡no sabes lo que dices! —, eres una zorra, deberías disfrutarlo.

¡Eres un estúpido Adam!

Ella temblaba, al borde del pánico.

Te odio—Apenas pronunció aquellas palabras, mi cuerpo se sintió incómodo.

No, no quiero que me odies.

No quiero que sufra más por mí.

Le he hecho tanto daño… me merezco esto, merezco revivir cada una de las cosas aberrantes que le hecho para pegarme de latigazos en la espalda por todo lo que hice.

¿Podré tener el resto de mi vida para compensar el pasado?

Si algo le sucede a ella voy a volverme loco.

Si yo falto nada importará, no puedo soportar la idea de vivir sin ella.

Abrí los ojos, la luz blanca hizo que achicara los ojos, sentí una punzada estremecedora en la frente. Jadeé cuando mis ojos se acostumbraron a la luz, el sonido apenas perceptible de las maquinas a las que estaba conectado, quise moverme, pero sentía la cabeza pesada al igual que el resto de mi cuerpo.

Fue cuando me di cuenta que no estaba solo.

—Intenta no hacer movimientos bruscos—masculló Eros.

Respiré profundo.

—¿Dónde está Holly?

Él apretó los labios, sacó su celular mostrándome un mapa con la ubicación de un punto rojo.

—Papingo—contestó, contuve el aliento—, esperan al equipo de extracción.

—¿Por qué diablos está ahí? ¿Por qué demonios están tan lejos?

—Al parecer fueron perseguidos, el agente Bonhuer tuvo que trazar una nueva ruta, pero ha estado reportándose, el equipo de extracción llegará en la madrugada.

—¿Ella está bien?

—Sí, no hay lesiones graves.

Lesiones graves… entonces puede que si esté lastimada.

—¿Cuándo falta para que estén aquí?

—Cuatro horas—fue preciso—. Pero, si ella está de regreso, lo que tienes que hacer es estar tranquilo, llegará bien, así que no te preocupes.

Negué con la cabeza, el movimiento hizo marearme demasiado.

—No puedo estar tranquilo… fui por ella y mira en lo que terminó—jadeé exasperado—. Lo arruiné.

Eros resopló.

—¿Cuántas veces más tengo que consolarte? fuiste por ella sabiendo los riesgos, fue tu decisión, así que no estés lloriqueando como niño.

—Que cruel eres—bufé.

—Como sea, siempre tengo que arreglar tus metidas de pata, el equipo de extracción la traerá de vuelta, sana y salva, sin que te metas en donde no te importa—me sentí ofendido y regañado por él—. Ahora, hay algo que debo discutir contigo.

—¿Es sobre mamá? ¿Dónde está?

—Está bien, no le dije que ya estabas aquí para no alterarla, está con Dakota.

—¿Dakota? ¿Qué hace ella aquí?

Eros se cruzó de piernas.

—Dakota fue secuestrada por Pearce, hasta que Nicholas la sacó de ahí, estaba en Creta.

—¿Nicholas? —exclamé confundido—, pero si él está de lado de Pearce.

—No puedo saberlo con exactitud—frunció el ceño—, según Dakota, él estaba siendo torturado por Pearce, pero fue el mismo Nicholas quien llegó a rescatarla.

—Como un príncipe de cuento.

Me ignoró.

—También mencionó que Sadie los abordó.

Me quedé helado.

—¿Sadie?

—Sí, le dijo a Nicholas el cómo se zafó de tus guardaespaldas y para quien trabaja en realidad, además de que…

—¿Qué?

Se aclaró la garganta y se removió en su lugar.

—Le recordó la relación que tenía con él.

Sentí un poco de frio en la columna vertebral.

—¿Re…relación?

—Al parecer Sadie estuvo divirtiéndose con ustedes, no solo con padre, sino que también con Nicholas.

No sentía nada por Sadie, pero tampoco quería imaginar a lo que estaba jugando, ella con los tres, es aberrante. Preferí no enfocarme en ellos. 

—Pero… ¿por qué los abordó?

—Bueno, en realidad estaba intentando lastimarlos, dijo que trabaja para Pearce.

Me recargué en la almohada.

—¿Hay alguien que no trabaje para él?

—No es seguro saber, cualquiera podría trabajar con él, incluso Dakota lo hizo.

Cerré los ojos y respiré profundo.

—¿Cómo?

—Dijo que Pearce la hizo colocar los documentos en tu despacho…

—Lo sabía.

—Además de ser la responsable por el incendio del departamento de archivos en Chicago, fue entonces cuando Peace se la llevó.

Solté un fuerte suspiro.

—¿Y confías en todo lo que dijo?

—Me parece algo neutral, lo que dijo puede ayudar, pero ahora no servirá de nada.

—¿Dónde está?

—En una habitación con mamá.

—¿Y te atreviste a dejarla sola con ella?

—Están aseguradas, al igual que nosotros—me miró presumido—, yo si soy precavido.

—Avísame cuando Holly este aquí, quiero verla.

Lo más pronto posible.

.

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NOTA DEL AUTOR: 

¡Estoy viva!

Sobreviví a la primera semana de clases, así que puedo hacerlo con las siguientes semanas. 

En fin, hola de nuevo, comenzamos fuerte con esta preciosa historia. 

¿A donde vamos a parar? 

¿Qué pasara con nuestra Holly?

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