Mundo ficciónIniciar sesiónEl amanecer se filtraba por las rendijas de las persianas como dedos acusadores, señalando el desorden que Valeria había creado durante la noche. Botellas vacías, ropa esparcida y los fragmentos de la fotografía rota formaban un mosaico de autodestrucción sobre el suelo de su apartamento.
Se incorporó del sofá con la boca pastosa y un dolor punzante en las sienes. No recordaba haberse quedado dormida, pero sí recordaba cada pensamiento tortuoso que había precedido a su colapso. La imagen de Enzo alejándose. La expresión herida de Mateo. Y ella, siempre ella, en medio de un fuego que había encendido con sus propias manos.
—Empezar de nuevo —murmuró, recogiendo los pedazos de la fotografía que había roto la noche anterior—. ¿Qué demonios significa eso realmente?
El rostro infantil que le devolvía la mirada desde uno de los







