El salón del Hotel Majestic resplandecía bajo las luces de las arañas de cristal. La crema y nata de la sociedad madrileña se había dado cita para el evento benéfico anual de la Fundación Nuevos Horizontes. Valeria ajustó el escote de su vestido color esmeralda, una creación que abrazaba sus curvas como una segunda piel y que había elegido con esmero para la ocasión. A su lado, Enzo lucía impecable en su traje negro, proyectando esa seguridad que siempre la había atraído como un imán.
—Estás preciosa —le susurró al oído mientras tomaban dos copas de champán de la bandeja de un camarero que pasaba junto a ellos.
Valeria sonrió, pero su sonrisa se congeló al divisar una figura familiar al otro lado del salón. El tiempo pareció detenerse cuando sus ojos se encontraron con los de Camila Vega, la ex de Enzo. Alta, esbelta, con un vestido rojo que parecía pintado sobre su cuerpo y una melena negra que caía en cascada sobre sus hombros. La mujer que había compar