CAPÍTULO XL
Llegué al aula y por fortuna John no estaba, así que le di los buenos días a los pocos que yacían en el aula y me ubiqué en el último asiento de la tercera fila.

─Buenos días, nuchachos ─esa voz...

Miré automáticamente hacia la entrada y la vi vestida con falda de tuvo, camisa de seda oscura y tacones de aguja. Atuendo digno de la profesora Keire.

Arrugué la frente cuando tomó lugar sobre el filo del escritorio, estaba seria, impaciente por que se calmaran los murmullos.

─Gracias por hacer silencio ─dijo rato después ─. Bueno, la razón por la que hoy me encuentro con ustedes es porque el profesor Hunter no vendrá.

Los murmullos volvieron a aparecer.

─Silencio, muchachos, no he dicho lo más importante.

Era exasperante tener que oír a todos al tiempo, me empezaba a dar un ataque de ansiedad.

─ ¡Silencio! ─grité, todos voltearon a verme sorprendidos, hasta Keire ─. Lo siento. Prosiga profesora.

Empezaban a preocuparme sus palabras.

─Gracias ─me sonrió ─. Como les decía, el profesor Hunt
La Petrova

NO OLVIDES VOTAR Y COMENTAR Gracias a todas por su paciencia, finalmente estoy de vuelta.

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