39. Todos mis enemigos están ocultos
Fausto.
—Debes de saber que es lo que buscas en este mercado, tienen...una nueva de cómo se dice— Kimberly Kirks sonó graciosa con su acento mexicano cuando intento seguir la conversación en español con mi amigo italiano el cual era un maestro en lenguas.
—¿Crema? ¿Agua? ¿Duro?— Enzo Egizio el italiano de rizos oscuros contestó apresurado tratando de descifrar la palabra de Kimberly. La única lengua que para desgracia de Kimberly detestaba el italiano era el inglés.
Mi celular vibro distrayéndome un segundo de la larga mesa de caoba repleta de abundantes alimentos y bebidas personalizadas.
Solo un asiento estaba vacío; el arabe no parecía dar indicios de vida.
Vladimir había intentado contactarlo sin ningún éxito. Si yo era una persona paranoica respecto a mi seguridad, Abdel Habib lo era cinco veces más.
Mire de reojo a Carlota la cual nada discreta interrogaba a Victoria acerca de Nina Ríos tan solo dos asientos frente a mi, esta mujer creía que yo no escuchaba su voz hasta aquí