Lilia Bethlem siempre lo ha tenido todo. Es la princesa papá, una estrella naciente y una niña bastante caprichosa. Los problemas la siguen por donde pasa, fanáticos locos, paparazzis, acosadores y exnovios, y, sin embargo, le encanta ir tras los problemas. Hartos, sus padres terminan por contratar a un guardaespaldas que mantenga a raya a su alocada hija. El plan para Eleonor es simple, escapar, siempre escapar, aunque todo le da un giro de 180° cuando conoce a su nueva "niñera", Franco Rojas es... (Dicho de su propia boca) CONDENADAMENTE SEXY por lo que, su opción de escape cambia a seducción. Sabe que a Franco le gustan las mujeres, tal vez demasiado, sabe cómo llamar perfectamente su atención y ser tan estricto en el régimen de trabajo le provoca más que cualquier tentación, para ella es un pecado prohibido, siempre que ve lo que quiere, lo tiene. Así ha sido siempre y con Franco no será la excepción.
Ler maisMadrid, España.
Era su nueva ciudad, vibrante, completa, tan ella.
Había sufrido el embrujo de la guitarra española, y aunque conocía la cultura desde sus días en Londres, nunca había sentido tan de cerca la magia de Madrid.
Al ser la hija de una estrella estaba acostumbrada a tenerlo todo, como lo quería, cuando lo quería y sin decir los motivos por los cuales lo quería. Pero, había contras. Lilia siempre, a donde fuera, tenía que tener un equipo de seguridad. Eran las órdenes de su padre, aunque ella ya tuviera diecinueve años y adoraba irse de fiesta, no podía desobedecer, pero lo divertido de ello es que podría siempre jugar a "las escondidas" o escaparse. Y ahí estaba, entrando a las seis de la mañana a hurtadillas a su propia casa, pues, como era de esperarse, se había logrado escabullir como rata de otro grupo de seguridad más. Cerró la ventana con cuidado y al alzar la mirada se encontró con los ojos verdes de su progenitor. -Déjame adivinar. ¿Velvet? -Lilia tragó saliva y se sacó los zapatos deportivos. -Los guardias estuvieron buscándote.
-Papá, cinco hombres a mis espaldas es demasiado, soy una mujer, necesito respirar. -Suspiró y le puso su mirada más dulce. William no se resistía y ella sabía, sabía que su papá era manipulado constantemente por ella y por su hermana menor, Vivia. -Mínimo dos.
-Mínimo diez. Porque si te escapas con cinco, con dos estarías perdida. -la chica rubia se sentó al lado de su padre abrazándolo. -Esto no Londres, estamos lejos de casa.
-Lo sé, pero lo que pasó en Londres no pasará aquí en España, y, bien podría irme a Italia.
- ¿Bromeas? Ese hombre sabe que eres también italiana, y conoce a nuestra familia, Roma es el primer sitio donde te buscaría, hasta que no sepa dónde está y esté en prisión, no estarás ahí.
Casi abrió la boca para decir alguna cosa, pero su padre negó inmediatamente. -No, no quiero que vivas sola, temo por ti, y por Vivia. Ahora descansa, las fiestas hasta las seis de la mañana terminan con una jaqueca monumental, a propósito, me prometiste que este año...
-...Acabaría mi año sabático. Lo sé ¿Tendré guardaespaldas en el colegio?
-Sí, de ser necesario.
-Te amo, pá. -Vio salir al viejo y se tiró de espaldas en la cama. No valía la pena discutir con su padre. La amaba, a ella, a su mamá y a su hermanita. Incluso a su hermano mayor que ya estaba casado y vivía en Italia.
Tenía que convencer a su papá a como diera lugar. No quería estar con los "hombres de negro" detrás de ella incluso en el baño, su papá era capaz de poner incluso a una mujer para que entrara con ella al cubículo. -Dios, ayúdame.
***
-Tienes que aflojar tu lazo, papá oso. -Sonrió la mujer acercándose a su esposo y dándole un breve masaje. -Solo un guardaespaldas. Solo uno, estará bien con uno.
- ¿Qué tienes en mente? -William miró a su esposa, Grazia, pelinegra, ojos grises, los mismos ojos que tenía su hija del medio y sus mismas facciones. La única diferencia era el rubio de Lilia, que se lo había teñido desde los quince. -Amor, no quiero que le pase nada.
-Y no le pasará nada. Escucha, ¿Y si ella no sabe quién es su guardaespaldas? Un chico, de su edad, para que se asocie con ella como otro compañero de clases, estaría a salvo y creería que no la seguimos tanto. Tiene diecinueve, así que... merece algo de espacio.
-Dios, ¿Por qué te escucho?
-Porque soy una mujer sabia. -La risa de los dos terminó en un beso suave, juntos terminaron por salir a su cocina y hacer el desayuno. Al dejar Londres debieron dejar en parte los lujos, así que vivían modestamente en una casa suburbana. Su hija menor viajaba aquel mismo día para un internado en Roma, por lo que, en España, solo les quedaría Lilia. -Y ¿Qué dices?
-Acepto. Buscaré a alguno, y el equipo se lo dejaré cuando estemos en eventos grandes. De lo demás... acepto. ¿Crees que encontremos alguno?
-Si te lo mencioné era porque ya había tenido la idea, y ya había buscado. Te doy todos los datos luego de desayunar. Me parece un gran chico, profesional.
-Y yo quiero que me des la información pues necesito saber qué clase de gustos extremos posee, ya sabes, has leído suficientes novelas en donde la señorita y el guardaespaldas tienen un tórrido romance. -Grazia estalló en risas y se acercó a su esposo y lo abrazó por el cuello dándole un beso.
-Ay Dios, no cambias, para nada. Tranquilo, ya averigüé todo por ti. Es adicto a las mujeres, pero, no a las que cuida.
-Ah, un mujeriego, ¿Por qué no me sorprendes, mujer? -Rió. -Bien, lo conoceré ¿Edad?
-Veintitrés. Es un niño, pero es un excelente guardia. Sus jefes están muy contentos con él, supongo que, si cuida bien a Lilia, no tenemos que preocuparnos de lo que haga con su vida privada.
-De acuerdo.
***
-Siempreeee... Se derrite el corazón... Mmmm... -Lilia bailaba por su habitación, al acabar la canción se sentó en su cama mientras canturreaba. Buscaría la universidad, tal como había prometido. Encontró un buen centro en el cual podría estudiar música, pues eso era su vida, siempre se imaginó en subirse a los escenarios y ser igual a su padre, y lo conseguiría, debía.
- ¿Lilia? -William pasó y vio a su niña. -Venía a ver si ya...
-Sip, lo hice, a pesar de que sea malcriada, encontré una buena universidad, aunque es paga... Te pasaré todos los datos.
- ¿Otra exageradamente cara?
-Sip. Sin dudas. -Sonrió. -Por fa papi, por fa...
-Bien, tú ganas. Dame todos los datos y haré los pagos.
-Grazie per tutti papà. -Lo abrazó emocionada. Aquel era un nuevo comienzo y más aún luego de todo lo que había sucedido.
***
Los primeros días de clase fueron lo máximo, aunque estresantes. Lograba escaparse de sus cinco "hombres de negro" y acababa en los lugares menos esperados. Era fotografiada por fanáticos de su papá y por prensa amarillista cuando la pillaban en bares bailando o bebiendo, tantas veces que, constantes notificaciones llegaban a los representantes de William. -Dale un alto a tu hija, perjudica tu imagen.
-Lilia merece vivir lejos del foco de los medios. ¿No pueden hacer nada al respecto?
Lanzaron el periódico frente al hombre y le dejaron ver la fotografía en primera plana. Aunque no se veía su cara, él la pudo distinguir. -Tiene ya cinco guardaespaldas. ¿Necesita más?
-Un grillete es lo que necesita.
-Hablaré con mi mujer al respecto. -William regresó el periódico y miró a sus representantes. - No quiero saber más al respecto.
***
Esbelta, pelinegra, elegante. A pesar de rondar los cuarenta, aquella mujer lucía aún joven, caminaba con la carpeta en sus manos, estaba dispuesta a hacer lo que su esposo no, contratar un nuevo guardia que su hija no conociera, ni llegara a conocer, al menos no, como un empleado. -Lo requiero.
-Señora Bethlem. -La mujer se sentó al frente del jefe y cruzó la pierna. -Dígame ¿Qué podemos hacer por usted?
-Necesito un guardaespaldas. Un agente encubierto que siga a mi hija a todos lados, la aleje de los problemas y, que ella no sepa que es su "niñero..." ¿Entiende?
-Entiendo, antes ha venido y su familia se ha llevado a mis mejores hombres. ¿Tiene alguno en mente?
-Casualmente... Si.
***
FRANCOCamino al café de Andy, Franco, al bajar de su camioneta se topó con una chica al chocar con ella. -Perdóname. -No hay problema. Yo venía distraída. -La chica se lo quedó mirando y sonrió. -Yo sé quien eres, tú eres Franco, el cantante. -Si. -Dijo un tanto nervioso. -Perdón pero no...-Si lo sé, yo no soy famosa, solo fanática de tu música. -Sonrió. -Yo soy Arah, una vez firmaste uno de los discos, es mi mayor tesoro. -Que linda. -Sonrió. -Me alegra que te guste entonces mi música. -Veo que tienes prisa. Así que te dejo ir... Fue genial poder verte en persona. Es un sueño hecho realidad. -Como eres mi fan, te invito luego a comer. -Sonrió y le tendió una tarjeta con su número confiando en la sonrisa inocente de ella. -Solo no se lo des a todo el mundo. -Lo prometo. -Siguió su camino y la vio sonreír emocionada abrazando aquel trozo de cartón. Caminó al café y entró, Eleonor no había llegado. Fue a una mesa y esperó, seguro no tardaba. Se hacía ideas de que quería ella, to
Primero hagamos un resumen. Por que ¡Ufff! Ahora es que el tiempo pasó. Este par fue de idas y venidas, reclamos, sexo, celos y amor. Con cada paso se hicieron más solidos en su relación. Con Liam teniendo dos años, Eleonor se quitó el chip y con Franco acordó embarazarse de nuevo. (Como era de esperarse el sexo no faltó) Su segundo bebé fue una niña, una pequeña a la que nombraron Uma Nahiara. La consentida de su papá que le sacó el lado más tierno a Franco en público. Sus ojos, al igual que Liam, eran como los de él, así que no podía evitar sentirse enamorado de su propia hija. -Es la niña más hermosa del mundo. -Las mías eran igual de hermosas cuando eran bebés, ahora ¿Me dejas cargar a mi nieta? -Liam por fin terminó por lograr quitarle a la niña al sobreprotector padre. ***¿Es este el final? Si. Definitivo, pero les encantará el ¡BANG!, explotará en la cara. ¿Listos?, pasen por un trago de tequila porque esto va a dolerles. Eleonor seguía cantando. Era toda una artista, Le
Si, vivían felices, felices...Por un breve instante hubo paz en la casa de los Aguirre Lancaster. Eleonor y Franco tuvieron un niño, un varón al que nombraron Liam Alexander, ese segundo nombre en honor a su padrino, el hermano de Franco, Alex.Todo iba perfectamente, Eleonor se tomaba un descanso de la música para cuidar al pequeño Liam, si, no había tenido aún su luna de miel, pero ¿Realmente importaba? Tenía todo lo que necesitaba y quería.Pero ese no es el cuento de hoy.Es un breve instante llamado "La calma antes de la tormenta"Liam tenía 8 meses. Era muy pegado a su padre, de hecho, físicamente se le parecía. Ojitos claros, cabello castaño, pero la nariz, y el color de piel blancuzca de mejillas y labios sonrosados eran de Eleonor.-Hombrecito guapo. 😍 -Franco cargaba a su niño y lo veía dar balbuceos, movía sus manitos, sus piernitas y sonreía. -Algún día cuando seas mayor vas a ser todo un galán, te cogerás a cuantas quieras porque nadie se te va a negar. No con ese porte
ELEONORSin luna de miel. Ella estaba embarazada de un mes apenas y Franco había vuelto a la acción que le gustaba, y, como ella no "necesitaba" guardaespaldas, a él lo habían mandado casi de inmediato a Argentina, se llamaban todos los días y, cuando tuvo el ultrasonido de la cita en la que Franco había estado fuera ese segundo mes de su embarazo, le envió la imagen por Whatsapp. Era raro ir al apartamento, ver todo tan lleno de ellos pero no verlo ahí, así que su rutina iba de: Levantarse las mañanas a las ocho. Llamar a Franco a las ocho y treinta. Desayunar a las nueve. Intentar no vomitar a las nueve y diez. Irse en el auto a una velocidad prudencial a clases a las nueve y treinta. No hacer desarreglos. Toma su medicina a las diez. Intentar no dormirse a las once. Almuerzo a las once y treinta. Pastillas a las doce otra vez y luego a casa. No quería excederse en su condición. Luego al llegar a su hogar, veía televisión hasta las tres, practicaba yoga de tres a cinco. Luego se h
FRANCOHabía dormido condenadamente bien, para estar en un sofá. Sintió un cuerpo moverse sobre el suyo directo sobre su pelvis provocándole, y, al abrir bien los ojos, supo de que se trataba. O más bien, de quien. Eleonor. Balbuceando su nombre entre sueños, moviéndose y casi jadeando. -Mierda, tiene sueños húmedos conmigo. -Se alzó un poco sin quererla despertar cuando vio que había sido pésima idea. La falda de ella se deslizó arriba por sus muslos dejándole ver aquella ropa interior de encaje color rojo, supuso que era nueva, ni siquiera se la había llegado a ver antes. Su conciencia le pidió correr, pero el gemido leve de Eleonor activó su lado más primitivo. -Te voy a despertar. -Se acercó a su pecho y lo atrapó entre sus dientes mordiendo con fuerza para despertarla, su aullido lo hizo reír. -¡Eres un bruto! -Dijo Eleonor haciendo puchero y sobándose el pecho mientras seguía sentada sobre él. -¿Era necesario?-Levántate, tengo una erección y tú la provocaste dormida. -Dijo co
FRANCOSeis meses después que Eleonor se había ido conoció a una chica. Y ahora tenía seis meses saliendo con ella. Su nombre era Marcela y era alguien con quien podía ser él mismo. No podía decir que estaba enamorado pues su corazón latía el nombre de su princesa diabla, no el de otra mujer, sin embargo, él estaba dispuesto a ignorarle, de todas formas, ella seguía en París. Luego de pasar la noche con Marcela y su hijita de cuatro años en su casa, fue directo a ver a su manager, el padre de Eleonor. Al entrar en el estudio, el viejo solo estaba con su reproductor escuchando música. -Viejo, hay trabajo. -Escucho el album de Eleonor. -Dijo sin ocultarle nada, Franco ya lo sabía, su voz la reconocía. -Tiene talento. Quien sea el que sea su representante, ha sabido explotar su talento. ¿Quieres oír? Lo pensó, ¿Para qué? De igual forma lo oiría luego pues ella estaba ganando fama. -Si. Puede ponerlo. ¿Cómo se llama?-Extranjera. Le viene bien, pues seguro así se siente allá sola en
Último capítulo