Después de 8 años de haber dejado a mi exesposa, quiero creer que mi vida es satisfactoria y que he logrado todo lo que quiero. La empresa con la que soñé desde que era un niño finalmente existe y seguro tengo más dinero del que soy consciente. Las tonterías que me llevaron a cometer errores en el pasado ya no existen, soy un hombre templado y seguro de hacia dónde me dirijo. Por lo menos hasta que mi primo tiene una nueva secretaria y resulta que mi pasado, no es tan pisado como debería ser.
Leer másSebastian
Estoy sentado en mi escritorio, revisando algunos documentos cuando escucho un golpe en la puerta. Levanto la vista y veo a Elena, mi secretaria, la mujer trabaja conmigo desde que comencé con EnerGreen. Elena tiene 65 años y hace 2 años se pintó el cabello de blanco para no seguir luchando contra sus canas, incluso una vez se le ocurrió bromear conmigo y decirme que podía hacer lo mismo por mí, mis canas prematuras son heredadas por mi padre.
—El señor Wilson está aquí para su reunión de las 9—anunció Elena.
Asentí e hice un gesto con la mano.
—Que pase.
Benjamin Wilson es el CEO de una de las empresas más destructivas oculta bajo el nombre de una empresa de logística cuando en realidad solo tienen flotas de vehículos que consumen combustibles fósiles. El hombre hizo tantas llamadas como pudo a mi secretaria, e insistió mucho en que debía ser mi empresa quien lo ayudara. La idea de asociarme con una empresa que consume combustibles fósiles no es precisamente mi ideal de energía renovable, pero sé que es una oportunidad de seguir expandiendo mi negocio y hacer un cambio positivo en la industria.
Cuando Benjamin me alcanza me levanto para saludarlo.
—Sebastián, gracias por recibirme—dice Benjamin mientras estrechamos las manos.
—Es un placer, Benjamin—respondo sin sonreír—. Puedes sentarte.
—Gracias—mira mi oficina brevemente mientras se sienta—. Lindo lugar. Y la vista es todavía mejor.
Señala con su cabeza hacia la pared de vidrio que me da una vista impresionante hacia la ciudad, una vista que por lo general ignoro todo el día.
—Gracias. Entonces, ¿qué puedo hacer por ti? —pregunto, esperando que sea breve y vaya directo al punto.
—Estamos interesados en instalar paneles solares en nuestras instalaciones para proporcionar una fuente de energía limpia.
Enarco una ceja con escepticismo.
—¿Por qué ahora? Sé perfectamente que mi negocio se dedica a mejorar la vida humana, pero eso no evita que las empresas sigan ganando dinero con lo que hacen, que es de hecho, lo contrario a lo que yo ofrezco.
Benjamin asintió con una sonrisa tensa.
—Verás, hemos tenido ciertos inconvenientes. Y aunque no me creas, no busco destruir la raza humana—se rio solo de su propio chiste. Cuando se dio cuenta de que no lo seguí, dramatizó una toz para desviar la atención de su acto infantil—. Quiero hacer un cambio. Hemos oído hablar de su empresa, EnerGreen, y creemos que sería el socio perfecto para este proyecto.
Asiento con la cabeza, considerando su propuesta mientras golpeo rítmicamente mi dedo índice contra el escritorio.
—Entendiendo que su empresa tiene una gran huella de carbono debido al uso de combustibles fósiles—Benjamin enarca las cejas, claramente no esperaba que yo hubiera investigado tanto, lo que lo hace parecer nervioso—. Pero pienso que eso no significa que no podamos hacer un cambio positivo. Siempre estamos buscando oportunidades para promover la energía renovable y reducir nuestra huella de carbono. Si está dispuesto a subirse a este proyecto y apoyar nuestras iniciativas para la energía limpia, entonces estamos dispuestos a trabajar juntos.
Benjamin sonríe, pareciendo aliviado con mi respuesta.
—Por supuesto, estamos dispuestos a apoyar cualquier iniciativa que pueda hacer una diferencia positiva en el medio ambiente. Haremos todo lo posible para asegurarnos de que este proyecto sea un éxito.
Nos damos la mano de nuevo, sellando el acuerdo. A pesar de que nuestras empresas tienen filosofías muy diferentes, estoy contento de haber encontrado un socio que está dispuesto a tomar medidas para reducir su huella de carbono. Juntos, podemos hacer una diferencia real en la industria y en el medio ambiente.
Revisando algunos informes y tomando notas sobre posibles proyectos futuros, de repente, mi teléfono personal suena y leo en la pantalla mamá y papá. Ambos comparten un mismo teléfono porque mi padre dice que no tiene nada que ocultarle nada a mi madre. No me sorprende que me llamen, ya que últimamente he estado demasiado ocupado con mi empresa como para visitarlos con frecuencia.
—Hola, ¿mamá? —contesto.
—¡Sebastián, mi amor! ¿Cómo estás? —responde mi madre con su típico tono emocionado.
—Estoy bien, gracias. ¿Y ustedes? —continúo, tratando de mantener la conversación corta.
—Estamos bien, gracias por preguntar. Solo llamábamos para saber cómo te va y cuándo planeas visitarnos.
—Sí, sé que debo visitarlos pronto—digo, pero sé que nunca encuentro tiempo suficiente para hacerlo—. ¿Eso es todo?
Ella estuvo un momento en silencio, al parecer solo me llamó mi madre.
—Espero que no hayas conseguido otra de esas mujeres tontas que quieren solo tu dinero—agrega mi madre con un tono preocupado.
Pienso en la última mujer con la que salí, una modelo extravagante que no tenía nada en común conmigo, antes de contestarle.
—No, mamá, no he conocido a nadie últimamente.
—Bueno, eso es una buena noticia—dice mi madre, aliviada—. Pero, de todos modos, deberías venir a cenar con nosotros el viernes por la noche. No acepto un no por respuesta.
—Está bien, iré—accedo de inmediato, sabiendo que esto la hará olvidar el tema de las mujeres en mi vida.
—¡Qué bueno! Ya sabes que tu padre y yo siempre estamos aquí para ti. Cuando vengas podemos hablar mejor sobre las mujeres—me dice mi madre, antes de colgar el teléfono.
Respiro hondo y vuelvo a mi trabajo. Aunque a veces me canso de las insistencias de mis padres por encontrar una esposa, sé que me quieren y solo quieren lo mejor para mí. Quizás debería intentar encontrar más tiempo para pasar con ellos, cuando les haya quitado esa idea de la cabeza.
Me levanto y me pongo de pie frente a la pared de cristal de mi oficina, admirando la impresionante vista de la ciudad de Nueva York. Desde aquí arriba puedo ver todos los edificios icónicos y el tráfico de la ciudad en movimiento constante. Mi vista se desvía hacia el Central Park, donde solía ir con mi exesposa Scarlett. Soy un idiota, pensando en ella de nuevo, aunque ya no me extrañaba, cualquier cosa me recuerda a ella.
La vista del parque me trae recuerdos vivos de cuando caminábamos por allí, disfrutando de la naturaleza y de nuestra compañía mutua. Éramos jóvenes e inmaduros, las cosas no terminaron bien.
Ahora, todo lo que me queda es esperar a que llegue la mujer correcta a mi vida para olvidar a Scarlett, si es que llega. Después de ella, he estado con muchas mujeres, pero ninguna ha logrado llenar ese molesto vacío que dejó en mi corazón. Incluso me molesta que su rostro lloroso no salga de mi mente, que sus sonrisas todavía se cuelen en mi imaginación, que cuando me enferme estando solo en mi apartamento, la recuerde cuidándome, que haya usado muchas de sus ideas para levantar mi empresa.
Estoy decidido a no cometer los mismos errores que en el pasado, a ser más maduro y considerado con la próxima mujer que entre en mi vida.
Alguien toca a mi puerta y me giro justo cuando mi primo Marco abre la puerta.
—La tía Vanessa me llamó hace un momento—me dice Marco con el ceño fruncido mientras camina hacia mí. Cuando se detiene a mi lado, su ceño fruncido se intensifica—. ¿Debería preocuparme que me haya encomendado secuestrarte para llevarte a su casa en el caso de que cambies de opinión?
Suspiré.
—Esa mujer…—murmuro entre dientes—. Le acabo de decir que iré a cenar con ellos el viernes.
—No puedes juzgarla por dudar. Puedo contar todas esas veces que dijiste que irías y luego decidiste no ir. Y todo en menos de tres meses. Debes visitar a tu madre, hombre. Sigue mi ejemplo.
—Penélope no te está presionando para que te cases, Marco.
Penélope es la hermana gemela de mi madre, sin embargo, es completamente diferente. No es tan eufórica y dramática, tampoco se mete en la vida de su hijo constantemente para buscarle una esposa. Penélope es ginecóloga, mi padre estudió arquitectura, pero solo la ejerció unos pocos años hasta que mi hermana menor y yo nacimos, luego se dedicó al hogar, aunque es algo que no desprecio, solo tengo buenos recuerdos de mi infancia y mi relación con mi madre es buena. Por eso pasó un año antes de que mi madre volviera a hablarme cuando supo lo que sucedió con Scarlett, ellas eran muy unidas, y admito que fui un idiota el último día que la vi.
Marco sonríe.
—Está bien. Tienes razón. Pero hay una gran diferencia, yo tengo 28 y tú tienes 36, todavía tengo tiempo antes de que mi madre lo mencione, pero tú primo, ¿no quieres hijos? ¿Una familia?
Yo y mis primos nacimos en una familia grande y unida. No solo está mi tía Penélope, también están los tíos Gregory, Darlene y Julio, todos ellos están casados y tienen hijos. También está la abuela Georgia, la madre de mi madre, que tiene 85 años. Llegaron desde Argentina hace décadas, desde antes que yo naciera. En resumen, la vida familiar es lo que se espera de la siguiente generación.
—Quiero todo eso, pero no ha salido bien.
Marco rueda los ojos.
—Tienes un pésimo gusto para elegir mujeres, ¿eso quieres decir?
Después de Scarlett, el tipo de chica buena, busqué mujeres totalmente diferentes. Todavía después de 8 años, sigo haciéndolo, aunque ya no es adrede.
—¿No tienes trabajo qué hacer? —le increpé, volviendo a mi asiento en frente del escritorio.
Marco rodea el escritorio hasta detenerse en frente mío. Entonces revisa su reloj de mano.
—Tengo que hacer una entrevista.
Lo miro.
—¿Todavía no consigues secretaria?
—Es difícil. No quiero una chica que solo sea bonita, necesito que tenga cerebro para ayudarme a organizarme. Pero tampoco quiero que sea tan vieja, no quiero encontrarme con su cadáver un día. Sin ofender a Elena.
—Que bueno que no está aquí, porque eso definitivamente la hubiera ofendido.
—De cualquier forma, espero tener suerte con esta. Tiene un buen curriculum y se graduó con honores de Andrews. Parece impresionante, ¿y lo mejor? Es tan guapa que duele.
Aquello me saca una sonrisa sincera.
—¿Entonces qué haces aquí y no entrevistándola?
—Parece que nadie es tan perfecto, está llegando 10 minutos tardes.
SebastianTan pronto como mencioné que iba a asistir a la subasta de la hermana de Scarlett, Serena me miró con el ceño fruncido mientras me ayudaba a acomodar la corbata.—¿En serio vas a ir a esa subasta? —preguntó, ajustando el nudo con un tirón más fuerte de lo necesario.Asentí, viendo la preocupación en sus ojos. Serena y yo siempre estábamos ocupados, así que los momentos que teníamos para vernos eran breves pero valiosos. Hoy había venido para visitarme por unos minutos y de paso me ayudó a elegir qué ponerme para esta noche en la subasta de la clase de Riley.—Sí, voy a ir —respondí con calma, intentando apaciguar sus dudas—. Tengo un plan para que todo salga bien esta noche.—¿Un plan? —Serena arqueó una ceja, cruzando los brazos—. ¿Y cuál es ese plan? Porque si no recuerdo mal, el que va a estar siendo subastado eres tú, no Scarlett. No podrás escapar de tu responsabilidad tan fácilmente.Solté una risa suave, admirando su carácter directo y protector. Me acerqué a ella y l
ScarlettEse día, como de costumbre, Sabrina, Regina y yo nos encontramos en nuestro restaurante favorito para comer en la hora del almuerzo. El lugar, normalmente abarrotado de ejecutivos y trabajadores de otras empresas a esta hora del mediodía, estaba extrañamente vacío. Era tan inusual y sospechoso como el comportamiento de Sebastian esa mañana. No había intentado besarme, tocarme, ni siquiera habíamos hablado de nada personal después de esa corta conversación sobre el exagerado ramo de rosas que había dejado en mi escritorio. Lo admito, había estado esperando que intentara besarme, y eso me hacía sentir confundida. Estaba siendo todo un caballero, pero a la vez, era tan extraño. —Entonces, déjame entender—dijo Regina mientras abría su botella de agua saborizada—, ¿vas a volver con tu exesposo ahora sí?Su pregunta me hizo sentir que estaba despertando en la realidad por primera vez desde que volvimos de Hawái. No me pregunté lo que pensarían las personas en nuestras vidas si volv
Sebastian Durante el camino a la empresa, invertí mi tiempo en averiguar las cosas que no sabía de la Scarlett que había perdido durante los últimos 8 años. Quería saber si tenía un nuevo color favorito, si algo en su paladar infantil había cambiado; aunque considerando que pude convencerla de ir conmigo a la oficina con ayuda de una hamburguesa, pensé que en cuanto a la comida, Scarlett seguía siendo la misma. Hablamos durante los siguientes 40 minutos sobre sus padres, la universidad y la oscura época en la que Scarlett tuvo que dar en adopción el gato de Riley en secreto porque Riley tenía alergias. Esa mañana también me había preparado para sorprenderla por completo en la empresa. Cuando llegamos a la oficina, la esperaba en su escritorio un ramo de flores rojas. Ella se quedó paralizada frente a su escritorio, mirando las flores fijamente. Luego, cuando pasé a su lado para continuar hacia mi oficina, Scarlett estrechó los ojos hacia mí. Sin embargo, ya no había irritación, sino
Scarlett—¿Por qué no lo hiciste? —la pregunta se escapó de mis labios, o quizá, realmente quería saberlo porque necesitaba una excusa que desapareciera por completo el dolor que volvía todo el tiempo cuando pensaba en nuestro pasado. Entonces lo miré, miré el rostro de Sebastian y casi me derrumbo. Aquella fue la misma mirada de dolor que tuvo cuando me dijo que se iba, y yo no lo detuve, simplemente le dije que se fuera, que no lo necesitaba. Pero sí lo hice, lo necesité mucho y en ese momento no pensé que me haría tanta falta.—No supe manejar la idea de que podía perder a la persona más importante de mi vida—contesta lentamente, como si estuviera lejos de sí mismo—. Mi inseguridad se mezcló con mi orgullo, con mi miedo a no ser suficiente para ti. Entonces me alejé, creí que la distancia... creí que olvidándote evitaría el rechazo y el dolor que me ocasionarías cuando tú te dieras cuenta de que era mejor dejarme, incluso aunque todos los días estuviera al borde de tomar la decis
SebastianAbro los ojos en la penumbra de la habitación del hotel, los recuerdos de la noche anterior llegan de inmediato. Mi cuerpo se llena de euforia cuando siento los labios de Scarlett todavía en los míos. Volver a besarla fue como llenar mis pulmones de vida después de haberlos mantenido vacíos por demasiado tiempo.Me siento en el borde de la cama y respiro hondo. La bruma de la mañana filtra la luz por el ventanal, iluminando débilmente la habitación. Pero cuando mis ojos se enfocan en el espacio vacío a mi lado, suspiro con pereza. Scarlett no está allí todavía.James apareció justo cuando la canción acabó, y Scarlett, aprovechando la oportunidad para escapar, desapareció. La confusión en sus ojos reflejaba su lucha interna, la lucha que tuvimos el día que nos separamos y la que compartimos durante años. Sabía que Scarlett estaba confundida, pero también sabía que no fui el único que sintió ese beso como la gloria. Si pensaba que escapar de mí, me haría cambiar de opinión, se
ScarlettPasé el resto de mi día haciendo uso del servicio al cuarto. Pedí helado, comida, dulces e incluso una botella de vino. Ellos quisieron decirme el precio de la botella, pero les dije que no lo hicieran, Sebastian debía pagar por meterse en mi cabeza. Cambié el color de mis uñas a un rojo intenso, que por supuesto, hacía juego con el vestido rojo que decidí ponerme en la noche para el evento.A las 7 de la noche estuve lista. Me había preparado para sobrellevar la noche con una cantidad moderada de alcohol, y decidí dejar mi teléfono en la habitación. Esta era un evento en el que no iba a trabajar, así que no tenía por qué estar detrás de Sebastian.Mientras avanzo por los jardines del hotel, las palmeras se mecen suavemente y siento la suave brisa sobre mi piel y cabello. La luz tenue de las linternas ilumina el camino de piedra. El sonido distante del océano me relaja al momento de disipar cualquier pensamiento no deseado.En mi trayecto, paso por un puente que cruza un pequ
Último capítulo