Unos días después
New york
Lance
Había pasado casi un mes desde aquel fin de semana que nos devoramos en la cama, como si el mundo no existiera fuera de esas sábanas. Desde entonces, no dejé de insistir en lo mismo: quería un hijo con ella. Pero Karina es firme; dice que antes tenemos que convivir, descubrir nuestras manías y defectos, aprender a aguantarnos de verdad.
Ese sábado salí temprano a correr. El aire fresco me despejó la mente, aunque cada paso me llevaba de nuevo a pensar en ella. En cuestión de minutos estuve de regreso. Apenas abrí la puerta del departamento, escuché música suave de fondo. No estaba en la cama.
La busqué hasta encontrarla en el estudio, con la laptop frente a ella, la melena cayéndole por un lado mientras sus dedos volaban sobre el teclado.
—Hola, hermosa, ya despierta —murmuré acercándome para besarla en los labios, un beso corto, pero con intención.
—Hola, amor. Te estaba esperando para desayunar —respondió sin dejar de sonreír.
—¿Y qué haces aquí tan t