Lo que sentimos (3era. Parte)
Unos días después
New York
Karina
Acabamos de volver de nuestras vacaciones en las Bahamas. Yo juraba que sería el momento perfecto para que Lance me pidiera matrimonio, pero no ocurrió. Y aunque lo disfrutamos, hubo algo extraño en su comportamiento. Todas las mañanas se levantaba antes que yo con la excusa de “ir a correr” o “caminar por la playa”, pero siempre lo veía desaparecer por las calles donde estaban las joyerías. Más de una vez lo descubrí observando las vitrinas, y cuando notaba mi mirada, desviaba los ojos hacia cualquier puesto de souvenirs como si nada. Esa imagen me quedó grabada.
Ahora estoy en el departamento de mis padres. Lance no pudo acompañarme porque Phillip, recién separado, está deprimido y él fue a consolarlo. Yo me quedé aquí con mis hermanas, que, como era de esperarse, no tardan en empezar con su interrogatorio habitual.
Rebecca me clava la mirada, apoyando la barbilla en la palma de su mano.
—Bueno… cuéntanos, Karina. ¿Lance por fin te pidió matrimonio?