Dos días después
New York
Lance
Dicen que nada se puede ocultar eternamente, porque tarde o temprano se revela, no hay varita mágica, ni un genio que te concedas deseos para mantener una verdad enterrada. Y lo sabía…sabía que no podía seguir acallando a mi corazón, sabía lo que provocaba una mirada de Karina y como era cada día difícil guardar las apariencias y el dije fue una señal de que era hora de oficializar nuestro noviazgo.
Aunque basto esa mirada vacilante que ya conocía a la perfección para comprender que todavía no estaba lista, no insistí más…no tenía caso, también estaba agotado por la presión de los últimos días. Como hoy que fue un día interminable.
Mi madre me tuvo todo el tiempo revisando papeles, ajustando detalles y repasando las responsabilidades que debía asumir en la empresa durante su ausencia. La presión era constante; quería asegurarse de que estuviera preparado para cualquier imprevisto, como si buscara ponerme a prueba.
Así al fin cierro la última carpeta con