Al día siguiente
New York
Karina
Me siento una completa tonta con mis inseguridades hacia Lance. Él me ha demostrado siempre sinceridad, nunca me ha dado motivos para dudar de él, y aun así dejo que mis celos me cieguen. Me repito una y otra vez que mi corazón no puede estar tan equivocado, pero la culpa me muerde por dentro, como si me hubiera convertido en mi peor enemiga, como si no pudiera dejar atrás aquel pasado lleno de heridas y recuerdos dolorosos, incluso estoy consciente que no nadie debe ser encasillado por lo que fue, pero como cuesta soltar mis miedos, y eso es lo complicado en nuestra relación: confiar.
Lo cierto es que estoy tan concentrada en mis pensamientos, intentando justificar lo injustificable, cuando escucho la voz de Cristina que me devuelve a la realidad.
—Karina, ¿puedes venir a mi oficina? —me dice desde la puerta.
Asiento sin decir nada y la sigo. Entro, cierro la puerta tras de mí y me siento frente a ella, con un peso enorme en el pecho.
—No hemos tenido