El mismo día
New York
Karina
Estoy recostada sobre su pecho, todavía con el calor de su piel recorriéndome, cuando el silencio me pesa demasiado. Levanto la vista hacia él, buscando en sus ojos la respuesta a esa duda que no me deja tranquila.
—Amor… ¿cómo supiste que tu madre no se iba a oponer a lo nuestro? —pregunto en voz baja, acariciando con mis dedos la línea de su mandíbula.
Lance me mira serio, como si buscara en sus recuerdos una verdad incómoda. Suspira, me roza la frente con los labios y responde:
—En realidad… tenía mis dudas. Pero apostaba a que no repitiera el mismo error que cometieron mis abuelos con ella.
Frunzo el ceño, confundida.
—No te entiendo…
Sus ojos se oscurecen un poco al empezar a hablar, como si esa historia todavía doliera.
—Cuando mis padres se conocieron, mi papá tenía veinticuatro y estaba por terminar la universidad. Mi madre apenas tenía diecinueve… era modelo de pasarela, y recién comenzaba sus estudios. Se enamoraron perdidamente. Pero mis abuelos