Unos días después
New York
Karina
Por fin era viernes, el día de la cena con la familia de mi novio. La semana había sido un verdadero tormento, cargada de rumores y miradas incómodas en la oficina. Todos hablaban de nosotros. Aún más, me había enterado de que Lance casi golpea a uno de los gerentes por insinuaciones sobre mí. Solo de recordarlo, sentía un nudo en el estómago: me defendía, sí, pero también me preocupaba su manera impulsiva de reaccionar.
Ahora lo esperaba en mi departamento, lista para ir a la casa de su madre. Andrea me avisó que Lance ya subía, y en ese instante me apresuré a tomar mi bolso y el celular. Apenas tocaron la puerta, mi corazón dio un brinco. Abrí, y ahí estaba él.
—Buenas noches —saludó con una voz grave y segura, entrando al departamento. Saludó con respeto a mis padres y a mi hermana, mientras sostenía un ramo de flores.
—Hola, amor. Estas flores son para ti —dijo, inclinándose para darme un beso breve pero cargado de ternura.
—Gracias… no hacía falta