Secretos al descubierto (3era. Parte)
El mismo día
New York
Karina
Camino por el pasillo, cada paso más pesado que el anterior. Llego frente a la puerta, golpeo suavemente y escucho su voz autoritaria desde adentro.
—Adelante.
Tomo aire, giro el pomo y cruzo el umbral, sabiendo que nada será igual después de esta conversación.
Martha me observa desde su escritorio con esa mirada que impone respeto. En cuanto me ve, se levanta con elegancia y me señala los sofás.
—Ven, vamos a sentarnos allá, Karina.
—Claro, Martha, lo que tú digas —respondo intentando mantenerme serena, aunque siento un nudo en el estómago. Camino tras ella, cada paso me parece eterno, y me siento frente a frente con la mujer que más poder tiene en mi vida en este momento.
Cruzo mis piernas, acomodo las manos en mi regazo y la miro directo a los ojos.
—Dime, Martha, ¿en qué te puedo ayudar?
Ella no da rodeos, su mirada es un disparo certero.
—Karina, ¿tienes una relación con mi hijo?
Mi respiración se agita, pero no me tiembla la voz.
—Sí, Martha. Pero no