Propuesta peligrosa (1era. Parte)
16 de enero del 2010
New York
Lance
Había revisado el pendrive varias veces, buscando cualquier pista que pudiera ayudarme. Con Karina habíamos hecho una lista de los clientes que aparecían como acreedores en los balances y comparado las incoherencias del archivo para darle sentido a todo. Ese día, ella regresó a trabajar solo por las mañanas; por la noche, planeábamos celebrar su cumpleaños por adelantado con sus hermanas y primas en una discoteca, y mañana sería con nuestros hijos en casa.
Mientras daba indicaciones a los guardaespaldas sobre la seguridad de los niños —Karina había insistido en dejarlos en el departamento de sus padres para estar tranquilos—, mis ojos se fijaron en la escalera. Ahí bajaba ella, acompañada de Emma, con la sonrisa iluminando su rostro.
—Mira, Lance, esas bellezas que vienen bajando —dije a nuestro bebé mientras lo sostenía entre mis brazos.
—¿Nos vamos, amor? Nosotras estamos listas —me propuso Karina, con una mirada que mezclaba emoción y complicidad.