Unos días después
New York
Lance
Hemos logrado en tiempo récord poner en marcha la empresa que fundamos con Amanda y Michael. Nuestros abogados ya completaron toda la documentación legal, y por ahora ocupamos las oficinas que mi madre nos cedió temporalmente.
Estamos en la sala de juntas, cerrando los últimos detalles con los inversionistas árabes. Aclaramos punto por punto del contrato, hasta que, por fin, aceptan nuestras propuestas sin mayores reparos.
Michael se recuesta en la silla, exhalando con alivio.
—No lo puedo creer… lo logramos. En menos de un mes tenemos todo firmado —dice, alzando la mirada con una sonrisa de satisfacción.
Amanda deja su pluma sobre la mesa y cruza los brazos.
—Te lo dije, Michael. Cuando las cosas se hacen bien, se hacen rápido. Además, tener a Lance en la negociación ayudó bastante.
—Sí, claro —responde él, entre risas—. El chico dorado de los Mckeson. Seguro hasta los árabes se rindieron con su sonrisa.
—No exageres —respondo divertido, mientras cierr