Un mes después

Londres

Lance

Este tiempo ha sido de adaptación entre la oficina y el departamento nuevo. Karina me ha seguido ayudando; sin embargo, he decidido que deben hacerse ciertos cambios en la dirección del grupo. Por eso estoy reunido con Michael y Amanda en la sala de juntas.

Papeles abiertos, relojes marcando impaciencia. Tomo aire antes de hablar, buscando medir cada palabra.

—Estuve revisando unos contratos. Lo mejor es darlos por terminados. Los costos están sobrevalorados, podemos conseguir nuevas propuestas. Además, se están haciendo contribuciones mensuales a asesores, políticos y otros funcionarios. No se entregará más dinero a esa gente.

Amanda baja la vista, jugando con el bolígrafo entre los dedos. Michael, en cambio, se inclina hacia adelante; la sombra de una sonrisa le cruza el rostro.

—Lance, estás loco si piensas que voy a permitir que hagas tal cosa… —dice, con tono entre burla y advertencia.

La frase me atraviesa como una provocación. Me enderezo, lo miro di