El cuerpo de Sofía se sentía como una bomba de tiempo, cada músculo de su ser estaba tenso y las hormonas no jugaban a favor más bien en contra, un enorme nudo se había anidado en su garganta, y las ganas de llorar la desbordaban, por nada en específico, sino que era un cumulo de cosas, aun no sabía si estaban ganando la batalla, por lo que decidió tomar un baño de agua caliente, mientras esperaba alguna noticia algo que indicase que su plan estaba funcionando.
Estaba a punto de retirar la bata, luego del cálido baño que al menos había servido para quitar la contractura, cuando vio a Alexander ingresar con un frasco en su mano.
—Wow, no sé qué tienes pensado hacer, pero créeme que no estoy de humor. —dijo con un poco de asombro la rubia al percatarse de que era un aceite aromático lo que cargaba el CEO.
—Bueno, creo que en esta ocasión tu mente te jugó una mala pasada cariño, porque esto no es para lo que tú crees.
Las mejillas de Sofía se acaloraron, su mente que al fin salía de la n