Capítulo Ciento dos.
Los periodistas que hasta el momento habían estado registrando todo lo sucedido en ese diminuto departamento, no salían de su asombro, durante más de 6 meses habían creído en cada una de las mentiras de Lucrecia, las fotografías que les había entregado, más de uno se había cuestionado su autenticidad, sin embargo no las habían querido analizar, porque lo que realmente vendía, era eso, el escándalo o el morbo, el saber que un CEO y adinerado hombre podía perder la cordura y comportarse como un inculto alcoholizado.
Ahora sin embargo no les importó la noticia, no les importó grabar o transmitir lo que estaba sucediendo, el morbo se había terminado, la gran historia también porque ninguno de esos tres periodistas estaba dispuesto a ser testigo de un homicidio, mejor dicho, de un femicidio, ya no importaba quién era culpable o inocente, había cosas que simplemente eran inaceptables.
Alexander había informado a Evelyn la maravillosa noticia, y mientras su madre y hermana regresaban a la ma